Opinión

Visa para un sueño

POR: FERNANDO VALDIVIA CORREA

Es oficial. Desde este 2 de julio, las personas de nacionalidad venezolana que ingresen a nuestro país deberán contar con pasaporte ordinario vigente y la respectiva visa, de acuerdo a la Resolución emitida por Migraciones publicada en el Diario Oficial el pasado 27 de junio.

Esta norma deja sin efecto una anterior Resolución de la misma entidad del 2019 que exceptuaba estas formalidades, siempre que atendiesen a razones humanitarias. Como sabemos, con el tiempo la excepción se hizo regla y todos los permisos de entrada se otorgaron por esta última razón.

Con esta nueva disposición, el gobierno busca estandarizar los requisitos existentes para el ingreso de todos los extranjeros donde sí es indispensable el pasaporte y visado; así como el de tener un mayor control de “chamos” en el territorio patrio.

De esto último, en declaraciones para RPP, Nela Herrera de la ONG OCASIVEN dijo que esta decisión podría incrementar el flujo irregular de “panas” en la nación. Bueno, no deja de ser válida esta afirmación, por lo menos en parte.

Es harto conocida la problemática existente en Venezuela por la dictadura impuesta por Nicolás Maduro, lo que conlleva -entre otras calamidades como persecución política a los adversarios del régimen- a un éxodo hacia distintas partes del mundo. De acuerdo a cifras de ACNUR (agencia de la ONU para los refugiados), en el 2019 más de 4 millones emigraron forzadamente; mientras que actualmente son más de 7.7 millones, con altas posibilidades de incrementarse, máxime si a fines de este mes serán las próximas elecciones generales, donde el sátrapa tentará una vez más entornillarse en el cargo, agravando con ello la situación económica del pueblo con hiperinflación y por ende hambruna.

En el Perú, siempre según datos de ACNUR, en 2019 la población llanera fue de 850 mil; mientras que hoy sobrepasan los 1.5 millones, sin contar a los que entraron ilegalmente.

Urge por lo tanto seguir buscando la solución a esta problemática de migración desenfrenada, que beneficie a quienes ya se encuentran en suelo peruano con sus papeles en regla, y que contribuyan al Estado con el pago de impuestos (o sigan haciéndolo), y que castigue a los que delinquen, que una vez juzgados y sentenciados, y que hubiesen cumplido sus condenas sean expulsados del Perú.

Que esa visa para un sueño, no se convierta en una pesadilla para todos los peruanos.