Editorial

Desagües industriales seguirán haciendo daño

¿Quién salva la bahía?:

Cuando el PTAR II empiece a funcionar, esperemos que a mediados del 2028, la contaminación de la bahía de  Chimbote no habrá llegado completamente a su fin como equivocadamente se cree.  Cierto es que la descarga de desagües domiciliarios proveniente de los distritos de Chimbote y Nuevo Chimbote ya no irá a parar directamente a la bahía El Ferrol como viene sucediendo desde hace 60 años o más. Toda esta descarga  será captada y procesada en la planta de tratamiento del PTAR II y, tal como sucede en otros países del mundo,  el agua que resulte de este proceso de saneamiento será destinada para fines agrícolas, riego de aguas verdes e incluso para determinada actividades industriales.  El agua tratada que no sea utilizada en estos fines, será enviada a través de un emisor submarino un kilómetro mar adentro fuera de la bahía, donde la corriente marina jugará su papel diluyente, sin causar mayores riesgos  al ecosistema y al  medio ambiente.

Lamentablemente esto  mismo no sucederá  con los desagües que generan las fábricas de conserva, harina y otros derivados  de la industria pesquera.  Conforme lo establecen  las normas y reglamentos de esta actividad, todas las  fábricas pesqueras  están en la obligación de implementar su propia planta de tratamiento, tanto de residuos sólidos e inorgánicos como de efluentes. Sin embargo muchas de ellas no lo hacen y siguen operando normalmente, burlándose de esta y otras disposiciones legales.

Pero ahí no queda todo.  En lo que a Chimbote respecta, las fábricas que no hayan cumplido con implementar dicho sistema, tienen la opción de afiliarse al programa Aproferrol que capta los desagües industriales y a través de un emisor submarino los envía  un kilómetro mar adentro  de la bahía. No es la solución, pero al menos un atenuante. Aún así, existe todavía un buen número de fábricas pesqueras que no quieren saber nada con ninguna de las dos alternativas. Quieren seguir operando como les da la gana.

En abierto desafío al principio de autoridad y pasando por encima de toda norma sanitaria y ambiental, los propietarios de  estas fábricas han acudido a una descarada viveza. En forma clandestina han conectado sus tuberías de desagüe industrial  a  las redes de desagüe domiciliario, con todo el daño que esa  acción desleal  ocasiona a la salud y tranquilidad del vecindario. Más de los días, moradores de El Trapecio, 27 de Octubre y Villa María sufren las consecuencias de esta condenable actitud.

Pero a pesar de la persistencia de este grave perjuicio, los organismos encargados de supervisar el funcionamiento de las fábricas pesqueras,  poco o nada hacen para poner las cosas en su debido lugar. Por todo lo que se ve, no existe la menor  voluntad por hacerlo. Hablamos del ministerio de la Producción, el Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA), Sedachimbote  y las respectivas municipalidades. Ha tenido que producirse el colapso de las redes domiciliarias o la inundación de viviendas con aguas servidas, para que recién estos organismos se den por enterados. Que se sepa, ninguna de estos atentados contra la salud y el medio ambiente ha sido objeto de una merecida multa o sanción. Las puertas del abuso y la ilegalidad, siguen abiertas de par en par.

Por mucho que el PTAR II pueda contribuir con la descontaminación de la bahía El Ferrol, mientras  un buen número de fábricas pesqueras sigan operando al margen de la ley,  el daño contra el ecosistema y el medio ambiente va a seguir causando los estragos de siempre.