Lucila Torres Rojas:
El año 1924 fue de acontecimientos importantes en la historia del Perú como la reelección de presidencial de Augusto B. Leguía y la Fundación del APRA por Víctor Raúl Haya de La Torre. Ese año también nació Lucila Torres Rojas quien se convirtiera en monja mercedaria que el 24 de Julio de este año cumple 100 años.
La reverenda Madre Lucila celebrará esta fecha con un oficio religioso en la congregación de las Hermanas Mercedarias Misioneras y un compartir acompañado de familiares, religiosas, sacerdotes y amistades.
En tanto se acerca a esa fecha, la Madre Lucila accedió a una entrevista para nuestro medio en la que nos contó que se recibió como monja a los 30 años y que a lo largo de su vida pastoral ha servido a Dios en muchas ciudades del país, así como en varios países de Sudamérica y también en Estados Unidos.
Ella es natural de Tamborreal proveniente de una familia muy creyente de Dios desde la fe Católica. A los 15 años en Chimbote llega a trabajar en el Banco Popular realizando labores de secretaria y su eficiencia la llevó a ser ascendida para desempeñar funciones en contabilidad.
Recuerda que el día de su nacimiento su padre Angel Torres Márquez manejaba su auto y traía a Chimbote desde Tamborreal a su mamá Lucila Rojas Altuna que presentaba fuertes dolores de parto, pero que en el trayecto llegó al mundo. El mismo día que nació fue bautizada con el nombre de Irma, pero al recibirse en el convento fue cambiada a Lucila de Jesús Torres Rojas.
Contó que en el transcurrir de los años su amiga María Valverde que vivía en Lima la visita en Chimbote y al verla con vocación religiosa le invita a visitar a un sacerdote en la parroquia San Carlos Borromeo quien efectivamente advierte su vocación por servir a Dios y le entrega el libro del catecismo.
En su vida pastoral como monjita mercedaria llegó a servir también la comunidad Católica de Puerto Rico para lo cual y a petición del obispo tuvo que aprender el idioma inglés. Ha realizado su labor pastoral al lado de muchos sacerdotes y la experiencia más bonita que tuvo fue haber conocido al papa Francisco.
La Madre Lucila Torres nos despidió con el canto Yo tengo un amigo que me ama, de alabanza a Cristo. La dejamos con sus hermanas mercedarias y la dedicada enfermera que cuida de su salud.