Editorial

Auto-mate en el vóley

Por pésima gestión deportiva:

En cuanto a gestión y hazañas deportivas se refiere, no se puede negar que para Chimbote todo tiempo pasado fue mejor. Los hechos hablan por sí mismos. Después de  haber obtenido  el campeonato nacional de vóley de 1971, hoy, a cincuentaitrés años de aquella hazaña  memorable, la misma que aún no ha vuelto a repetirse, el vóley de Chimbote acaba de sufrir un duro revés: por ahora ha sido excluido de toda competencia  oficial. Para el vóley nacional, Chimbote no existe.

Esta dolorosa pero al mismo tiempo inevitable decisión, ha sido  oficializada por la Resolución N° 028 de fecha  9 de julio del presente año, emitida por la Federación Peruana de Vóley, máximo organismo de este  deporte que, después del fútbol, es el más popular a nivel nacional. Y para decirlo sin mayores rodeos, basta con precisar que la responsabilidad de los hechos que han dado lugar a esta drástica decisión, recae directamente en la pésima gestión que han venido realizando  los dirigentes de la Liga Distrital de Vóley de Chimbote. El peor enemigo lo tenemos en casa.

Para muestra, un botón. Como es de público conocimiento, la reelección de Félix Saavedra como actual presidente de la Liga de Vóley de Chimbote es  un hecho  ilegal, pues se ha realizado en abierta contradicción con los estatutos y demás normas que a nivel nacional rigen esta actividad deportiva. Por esa razón, la referida reelección  no ha sido reconocida por la oficina de Registros Públicos a pesar de los dos intentos que se han hecho con este propósito. Sobre el particular, se afirma que, de los ocho clubes que conforman la liga distrital, solo tres de ellos han votado a favor, uno de los cuales carece de vigencia de poder. Todavía hay quienes creen que la Liga Distrital de Vóley es una chacra de su propiedad.   

Este persistente zafarrancho  institucional no es otra cosa que consecuencia directa de las continuas disputas que se producen al interior de la liga, donde  caprichos personales e intereses subalternos  suelen imponerse por encima del aspecto propiamente deportivo, hecho del que, por supuesto,  la Federación Peruana de Vóley ha tomado debida nota antes de adoptar su decisión.

Ante este escenario, que ya se daba por descontado, la única tabla de salvación que ahora le queda al vóley local  es la creación de la Liga de Vóley Mixta de Chimbote, institución que por ahora se encuentra en proceso de reconocimiento en las oficinas de la SUNARP.

Sin que esto signifique pedir lo imposible, quienes dirigen o piensan dirigir el vóley chimbotano deberían hacerlo con la mejor voluntad y provistos de una gran dosis de identificación con Chimbote. El deporte apasiona y mueve multitudes. Exige grandes  sacrificios pero también proporciona inmensas alegrías.

No hay que olvidar que el vóley le ha dado muchos lauros a Chimbote.  Figuras como Meche Gonzales y Maruja Ostolaza, entre otras, han dejado una huella imborrable que debería servir de inspiración  para que el  vóley chimbotano recupere el tiempo y el prestigio perdidos. No creemos que sea mucho pedir. Igual que los autogoles en el fútbol, en el vóley los auto-mates hacen mucho daño.