Opinión

Cuba y su injerencia en América Latina: es hora de actuar

Por: Fernando Zambrano Ortiz

Analista Político

Cuando entenderán que no se trata de la entelequia denominada Foro de Sao Paulo o el Grupo de Puebla, se trata de Cuba. El gobierno comunista de Cuba maneja como títeres a los miembros de estas organizaciones y provee inteligencia y operadores políticos para el logro de sus objetivos en cada país de la región.

Al Perú llegaron disfrazados de médicos durante la pandemia, antes había ocurrido lo mismo en Bolivia y Brasil. Luego operaron impunemente durante las acciones violentistas en Puno, donde se señala que también participan en el contrabando de oro ilegal hacia Bolivia. Ahora los vemos en Venezuela, a donde sus operadores políticos llegan en varios vuelos para atentar contra la vida de los venezolanos.

En Perú tenemos y hemos aceptado como embajador al Gallo Zamora, principal miembro de la inteligencia cubana, y no pasa nada. Es hora de tratar este tema a nivel de cancillerías, como de manera coordinada y efectiva lo han venido haciendo a propósito del fraude electoral de Nicolás Maduro en Venezuela.

La injerencia de Cuba en los asuntos internos de los países latinoamericanos es un hecho innegable. A través de sus agentes infiltrados en movimientos políticos y sociales, el régimen castrista busca desestabilizar gobiernos democráticos y promover sus intereses geopolíticos.

La presencia de médicos cubanos en misiones humanitarias es solo una fachada para encubrir las verdaderas intenciones de La Habana. Estos profesionales de la salud son, en realidad, miembros de los servicios de inteligencia cubanos que recopilan información sensible y promueven la agenda del castrismo.

Países como Bolivia y Brasil han sido víctimas de estas maniobras desestabilizadoras. En el caso de Venezuela, la situación es aún más grave, con la presencia de asesores políticos y militares cubanos que apoyan al régimen de Maduro en su lucha contra la oposición democrática.

Es imperativo que los gobiernos de la región tomen medidas contundentes para frenar esta injerencia foránea. La expulsión de los embajadores cubanos y la ruptura de relaciones diplomáticas son pasos necesarios para enviar un mensaje claro a La Habana.

Además, es crucial que se establezca una coordinación efectiva entre las cancillerías latinoamericanas para denunciar y sancionar a los agentes cubanos que operan en nuestros países. Solo a través de una acción conjunta y decidida podremos proteger la soberanía y la integridad de nuestras democracias.

No podemos seguir siendo ingenuos ante la amenaza que representa el castrismo para la estabilidad de América Latina. Es hora de abrir los ojos y tomar medidas concretas para frenar esta injerencia foránea. El futuro de nuestras democracias depende de nuestra capacidad para enfrentar este desafío con firmeza y determinación.