Opinión

Cuando la vocación se impone

Por: Donato  Díaz  Nieto

Cuando en el campo los gallos alborotan el alba y a las gallinas con sus distintos cantos, unos acá, otros allá y también en acullá, a esas horas en el escritorio del Director del Programa Radial Agricultura en Marcha, empieza a alborotarse, buscando una notas acá, otras allá para ordenar y organizar el programa del día con la cosecha de las noticias del día anterior, calientitas, y salir al aire, como siempre, desde hace veinte años, a las 6 a.m. ¡O’Clock! para contento de sus oyentes atentos y otros despertando apresurados, aún con la legaña en los ojos, lo primero que hacen es acercar la radio al oído, para no perderse una. Lo demás es pura salsa, pues tiene el envidiable privilegio de fácil comunicación con sus oyentes, quienes, cautivos por las noticias buenas o malas, con su cuota de verdad a rajatabla, enhorabuena para las buenas y coscorrón para las malas: ¡hasta los anunciadores llevan! Este sugerente panorama, la vitalidad del conductor de Agricultura en Marcha, con tan sorprendente lengua que parece no conocer el cansancio ni el agotamiento, está ahí, en solitaria voz, fajándose por todos sus agricultores como el mejor papá. Y, hablando de lengua, nos trae a memoria a uno de los más grandes fabulistas de la historia: ESOPO. Sí, aquel de la fábula del “Pastor mentiroso”, “El Zorro y las Uvas”, “La gallina de los huevos de oro”, “El Águila y el Cuervo” y otros. Es así que los historiadores dicen que Esopo fue un esclavo Frigio que vivió en el Siglo VI a.C. y que uno de sus amos fue el filósofo Xantus. Un día éste, al haber recibido visitas muy importantes, envió a su esclavo Esopo al mercado para que trajese el mejor manjar para agasajarlos. Después haber degustado el ágape y los invitados quedado encantados con el potaje, Xantus preguntó qué había traído, y Esopo dijo: ¡lengua! Sorprendido el filósofo, preguntó ¿por qué?, a lo que Esopo respondió que la lengua es el fundamento de la filosofía y de las ciencias, el órgano de la verdad y la razón. Con la lengua se instruye, se construyen las ciudades y las civilizaciones, se persuade y se dialoga. Con la lengua se canta, con la lengua se reza y se declara el amor y la paz. ¿Qué otra cosa puede haber mejor que la lengua?

Xantus, a los pocos días recibió unas visitas poco gratas. Envió a Esopo al mercado para traer lo peor para desagradarlos y ahuyentarlos. Sirvió a los comensales y repugnados por el potaje salieron espantados. Xantus preguntó qué sirvió, y Esopo respondió: ¡lengua! Y dijo: la lengua es la madre de todos los pleitos y discusiones, el origen de las separaciones y las guerras. Con la lengua se miente, con la lengua se calumnia, con la lengua se insulta, con la lengua se rompen amistades. Es el órgano de la blasfemia y la impiedad. No hay nada peor que la lengua.

El hombre, tan indefenso por naturaleza, no tiene colmillos, no tiene garras, no escupe fuego, pero tiene el don del lenguaje y una lengua puede ser tan suave como la miel y tan afilada como un puñal.

Entonces, a través del tiempo, los que estamos cerca, los que estamos pegados a la radio todos y cada una de las mañanas del Señor, identificamos a don Miguel Ángel Palomino Rebaza, como aquel periodista que hace honor y dignifica el oficio, prudente, con su miel y su hiel pero aferrado a la verdad, y nos preguntamos: cuál será la magia de la tizana que lleva en el termo, para tenerlo ahí, incansable con una mochila de veinte años a cuestas, todavía pechador, con muchas ganas de aguar la fiesta a los mañosos veteranos que buscan repetir el plato en las juntas y comisiones; o, a los bisoños que se perfilan afilando las uñas para un buen estreno en las ya famélicas juntas.

Nuestro cordial saludo:

¡FELICES VEINTE AÑOS!!!