Para el GORE-Ancash:
Conforme pasan los días la actuación del gobierno regional de Ancash deja mucho qué desear y haya descendido a niveles poco más que tragicómicos, lo cierto es que el pueblo de Ancash de ninguna manera merece el gobierno que tuvo el desacierto de elegir. Cuando faltan cuatro meses para que el gobernador Koki Noriega y su equipo de asesores cumplan dos años de gestión, no cabe la menor duda que, tanto el uno como los otros, continúan más preocupados en valerse del cargo para atender asuntos de interés personal o de grupo, que en resolver los problemas de fondo y de superficie que a diario sacuden a la región Ancash.
Para muestra, un botón. En los ocho primeros meses del 2024, cuando en el peor de los casos el gobierno regional de Ancash ha podido ejecutar tranquilamente por lo menos el 40 por ciento de su presupuesto anual de inversión, este índice de medición ha sido apenas del 23 por ciento, una cifra deprimente que por enésima vez coloca a Ancash en el fondo del abismo, vale decir en el último lugar de las 25 regiones del país. Una verdadera vergüenza.
Pero tanto o peor que esta fatídica ubicación, es el hecho que hasta este momento no se advierta el menor intento o señal de revertir las cosas. El gobierno regional está trasmitiendo ante el escrutinio ancashino una perniciosa sensación de conformismo basada en aquello de dejar hacer, dejar pasar. Esta actitud, de total apatía e indiferencia, lo único que hace es confirmar de uno a otro extremo todas las sospechas y todas las suspicacias que se tejen en torno a la gestión regional y que circulan a media y alta voz.
Si en estos ocho primeros meses el gobierno regional solo ha podido ejecutar el 23 por ciento de su presupuesto anual, no es por falta de dinero. Es debido a una calamitosa falta de capacidad de gestión a la que se suma la carencia de proyectos bien elaborados y mejor sustentados. A propósito ¿dónde está el equipo de trabajo capaz y competente del que se habló a todo lo largo de la campaña electoral? . ¿Dónde están los planes de desarrollo que se ofrecieron a través de las redes sociales?. Todo indica que el gobierno regional está navegando sin brújula, sin timón de mando y, peor aún, con los ojos vendados.
A punto de cumplir dos años en el poder, es inconcebible que la actual gestión regional no tenga nada claro, ni nada concreto, con relación a la ejecución del proyecto especial Chinecas ni con la modernización o concesión del Terminal Portuario de Chimbote. ¿De qué desarrollo sostenido se puede hablar en esas condiciones?.
Por otro lado, ha transcurrido más de un mes desde el estallido del escándalo de corrupción que sacudió al proyecto Chinecas por el caso Krausen, sin que hasta el día de hoy el gobierno regional haya tenido la entereza de condenar el hecho y de fijar una posición que inspire confianza. También ha transcurrido un mes desde que se conoció la contaminación de los ríos Plata, Tablachaca y Santa por acción de la minería ilegal, y todo parece indicar que este criminal atentado no le hacho ni cosquillas al gobierno regional.
El gobierno regional debe saber que esta indolencia produce desmoralización e impotencia, que se reflejan en el rechazo que se ha ganado la actual gestión por parte de la ciudadanía. Por muy estridentes que sean las portátiles, los bombos y los platillos que se contratan para satisfacer el ego del gobernador regional, el hecho que la región Ancash se mantenga por segundo año consecutivo en el último lugar del ranking nacional, lo dice todo. Ancash está en el fondo del abismo.