En la USP:
Desde que fue orquestada, consumada y sacramentada por los miembros de la Asamblea Universitaria, hace ya más de un año, la ilegal elección de Javier Ulloa Siccha como rector de la Universidad San Pedro, como lo ha denunciado el Sindicato de Trabajadores no Docentes de esa casa de estudios, ha dado lugar a uno de los hechos más insólitos de los que se tenga memoria tanto en el sistema universitario como en el orden jurídico del país. Se trata de un caso único de desacato y desafío al estado de derecho, carente de todo asidero legal que, como no podía ser de otra manera, ha llevado a Ulloa Siccha a patear el tablero y atrincherarse dentro de sí mismo, en una actitud totalmente irracional y cuasi suicida, como diciendo de aquí solo me sacan muerto.
Rechazada de plano hasta en cuatro oportunidades por la SUNARP y desautorizada en todos sus extremos por la SUNEDU, la presencia de Ulloa Siccha en el rectorado de la UPS y la obstinada terquedad de mantenerse en el cargo, entre otros ilícitos, respondería a un caso de falsedad genérica e ideológica agravada, como lo ha pronosticado el despacho fiscal que ya lo viene investigando.
Ningún título o certificado de estudios que lleve la firma de Ulloa Siccha podrá ser admitido ni validado por ninguna institución del sistema universitario nacional. Asimismo, cualquier gestión que Ulloa Siccha pretenda realizar como rector ante un organismo o institución pública o privada, igual: no es otra cosa que un salto al vacío. Esta situación crucial hace aún más dramática la agonía de la universidad San Pedro y del mismo modo afecta la situación académica de los alumnos que todavía asisten a esta casa de estudios.
Como lo acaba de precisar el ministro de Educación, Morgan Quero, ante la Comisión de Educación, Juventud y Deportes del Congreso de la República, ya es hora que los miembros de la Asamblea Universitaria de la USP dejen de hacerse los desentendidos y de una vez por todas tomen cartas en el asunto. Si Ulloa Siccha se hizo elegir contra viento y marea en marzo del 2023, utilizando un reglamento írrito y apelando a maniobras completamente prohibidas, fue porque los miembros de la Asamblea Universitaria no solo se lo permitieron. Lo celebraron.
Son ellos entonces, como la ha dicho el ministro de Educación y como todo el mundo lo sabe, quienes tienen en sus manos la potestad de restablecer el orden en la universidad y acabar de una vez por todas con esta pesadilla. Pero aún así, ésta es una alternativa acerca de la cual existen fundada desconfianza. Pues a lo largo de los 38 años de existencia de la universidad, la asamblea se ha caracterizado por haberse sometido incondicionalmente a todos los excesos y tropelías que han cometido los rectores de turno. Entre ellos el prófugo de la justicia José María Huamán Ruiz, sentenciado por delitos cometidos contra el patrimonio de la universidad.
Después de todo esto, ¿permitirá la Asamblea Universitaria que la USP agonice en manos de un rector acorralado y atrincherado?. Corren las apuestas.