Editorial

La desgracia de Chinecas

Estar subordinado al GRA:

Chinecas es  un organismo del Estado que goza de autonomía económica,  administrativa y financiera, pero por encontrarse políticamente subordinado a los fueros del gobierno regional de Ancash, lo cierto es que esta subordinación es el peor obstáculo que tiene que enfrentar el proyecto de irrigación. Cada vez que la cúpula del gobierno regional lo considera conveniente, aprovecha esta situación para tomar decisiones en nombre de Chinecas, pasando por supuesto por encima del propio directorio.

Tal como sucede en los cuarteles militares, aquí también algunas órdenes se imparten  en Huaraz y tienen que cumplir en Tangay, sin dudas ni murmuraciones. Las razones y los resultados de estas órdenes es lo que menos interesa. Por lo demás, donde manda capitán, no manda marinero.

Esta historia comienza con la promulgación del Decreto Supremo 051 del 18 de mayo del 2007, firmado por Alan García Pérez sin el menor sustento técnico. Lejos de ser un dispositivo legal llamado a impulsar la ejecución del proyecto y el desarrollo regional de Ancash, en la práctica este decreto supremo no es otra cosa que la partida de defunción de Chinecas. A partir de dicha transferencia, todo el esfuerzo y toda  la voluntad política del gobierno central, incluyendo el acaparamiento de las aguas del río Santa,  inclinó la balanza a favor del proyecto liberteño Chavimochic. En el fondo,  eso era exactamente lo que Alan García estaba propugnando.

Un ejemplo que ilustra el aprovechamiento que ejerce el gobierno regional sobre Chinecas, fue lo que sucedió tres años después, a comienzos del 2010, con la licitación de la obra de revestimiento del canal San Bartolo de Santa, de 11 kilómetros de longitud. La obra fue licitada por Chinecas con un presupuesto de  17 millones de soles y debió ejecutarse en un plazo de ocho meses a fin de no afectar el calendario de riego de esa importante zona agrícola.

Pero como todos sabemos,  a pesar de no haber sido concluida en un 100 por ciento, la obra del canal fue recepcionada por Chinecas dos años después, pagándose por ella la exorbitante suma de 38 millones de soles, más del doble. Todas las ampliaciones presupuestales fueron autorizadas y refrendadas  de puño y letra por el presidente regional César Álvarez Aguilar. Conjuntamente con él, hay otros cincuenta  funcionarios regionales y empresarios seriamente comprometidos, entre ellos Juan Carlos Morillo Ulloa,  quien fue contratista de la obra y posteriormente gobernador regional. A más de diez años de haber sido formalmente admitida y evaluada, la denuncia sigue empolvándose en los archivos de la fiscalía provincial anticorrupción del Santa.

El sometimiento de Chinecas por parte del gobierno regional, no quedó ahí. Siguió con la utilización de Chinecas como la caja chica, encargada de cubrir los gastos de las portátiles que acompañaban a César Álvarez Aguilar en sus “marchas de sacrificio” para exigir al ministerio de Economía y Finanzas otras ampliaciones presupuestales. Pues ya por esos años, la ilegal transferencia del presupuesto de una obra a otra, dio lugar a la paralización y abandono de obras en toda la región Ancash. Los únicos que salieron ganando fueron los miembros de las portátiles que, además de invasores, han pasado a engrosar  las panillas de Chinecas y son los que proponen a quienes aspiran ocupar nada menos que la gerencia general del proyecto.

Después de este breve recuento, lo que acaba de ocurrir con el consorcio Krausen no tiene por qué llamarnos la atención. Es un nuevo capítulo de una vieja historia. Todo indica que la elección de esta empresa para que se encargue de realizar la reparación de la caja hidráulica y los caminos de acceso del canal La Huaca-Nepeña, es una orden que llegó desde Huaraz. El misterioso arribo a Tangay del gerente del gobierno regional al día siguiente del escándalo de corrupción que derivó en la destitución del gerente de Chinecas, y su inmediato retorno a Huaraz sin decir una sola palabra, es algo que deja mucho qué pensar.

De lo que no cabe la menor duda es que la desgracia de Chinecas se va a mantener mientras el proyecto  siga subordinado y en manos del gobierno regional.