Desde el 2 de julio del 2021, fecha en la que el Programa Nacional de Inversiones en Salud, PRONIS, dio inicio a la construcción del hospital El Progreso, han trascurrido tres años y tres meses sin que hasta el día de hoy la obra haya sido capaz de evidenciar un avance mínimamente aceptable o convincente.
Por el contrario, conforme lo acaba de informar el Ministerio de Salud, hasta el 27 de setiembre del presente año la construcción del hospital El Progreso ha alcanzado un avance de tan solo el 16.39 por ciento, una cifra que está muy lejos de justificar la ampliación presupuestal y la ampliación de plazos que el propio PRONIS ha otorgado sucesivamente a las empresas contratistas.
Paralizado y reiniciado hasta en dos oportunidades debido a graves errores técnicos y de gestión que han saltado a la luz después de haberse otorgado la buena pro, el presupuesto del hospital El Progreso se ha incrementado en todo este tiempo de 54 a 105 millones de soles, siendo realmente inconcebible que por más de tres años la obra se mantenga prácticamente paralizada, sin dar señales de progreso. Si nos remitimos al tiempo transcurrido y a los términos de referencia del régimen de contrataciones con el estado, este 16.39 por ciento de avance resulta ser una cifra poco menos que insultante.
Desde el 2 de julio del 2021, cuando se colocó la primera piedra de la obra, hemos sido testigos de una serie de errores garrafales que se han destapado después de haberse aprobado no solo la elaboración del expediente técnico sino también después de haberse realizado los respectivos procesos de licitación.
Desde entonces, mucha agua turbia ha corrido bajo el puente. La construcción del hospital debió ser concluida hace dos años, en setiembre del 2022, pero debido a la magnitud e implicancia de tales errores, hasta hoy ni el PRONIS ni el propio Ministerio de Salud están en condiciones de pronosticar el plazo de conclusión. Eso es insólito e inaceptable.
Por otro lado, es irónico comprobar que en todo este tiempo hayamos tenido dos presidentes de la república y asimismo más de seis ministros de Salud, sin que ninguno de ellos haya puesto el menor interés en la desdicha por la que viene atravesando el Hospital El Progreso. Ante semejante indiferencia por parte del estado, ¿qué más puede esperarse de las empresas contratistas?.
A pesar de los reclamos de la población, que ya no sabe a quién acudir en busca de una solución, ningún Ministro de Salud, y menos los funcionarios del PRONIS, se han tomado la molestia de venir a Chimbote a dar las explicaciones del caso. Algo raro debe estar sucediendo.
Ahora se entiende porque razón, ya desde la época de nuestros abuelos, se da por aceptado que el estado en un mal administrador. A lo que habría que añadir que, en la misma medida, el estado también suele ser un pésimo e indolente gestor de muchas obras públicas. Lo que sucede con el Hospital El Progreso, es más que elocuente.