Editorial

Es mejor esperar antes de cantar victoria

Caso Politécnico:

Los vicios enraizados en la administración pública regional, los cuales por segundo año consecutivo mantienen a Ancash como la región más corrupta del país, no son ninguna novedad ni son de ahora. Son hechos hartamente conocidas que vienen de mucho tiempo atrás, que han dado lugar a grandes titulares de la prensa local y nacional y que han sido formalmente denunciadas ante el ministerio público, donde casi todas gozan del beneficio del olvido. Pero a pesar que  estas fechorías han alcanzado su pico más durante la tenebrosa época de César  Álvarez y sus comandos,  no se puede negar que aún en estos días se mantienen vigentes, vivitas y coleando.

Para nadie es un secreto que en la época de los comandos era costumbre transferir el presupuesto de una obra a otra, con la misma frivolidad con la  que se intercambia papas con camotes.  Por todo lo que se ha podido comprobar y denunciar en su momento,  el objetivo de estas transferencias, que se realizaban como por arte de magia, entre gallos y medianoche, no era precisamente la ejecución otra obra. El objetivo era  adjudicar cuantas buenas pro pudieran lanzarse  y firmar todos los contratos de obra que fuera posible, así a los pocos días la obra quede paralizada.

Para demostrarlo ahí  está  ¡más de quince años abandonado!  el armatoste de lo que debió ser el coliseo cerrado Gran Chavín, ahora considerado como  el monumento a la corrupción ¡más de 30 millones de soles  despilfarrados!.  La misma suerte estuvo a punto de correr la remodelación de la avenida Pardo, una obra que debió  ser ejecutada en el plazo de un año, pero que tardó cuatro años en ser recepcionada a pesar de no haberse cumplido con la instalación del sistema de alumbrado eléctrico.

A esta desdichada lista se suma la suerte que han tenido que soportar los colegios Víctor Andrés Belaunde e Inca Garcilaso de la Vega, obras que el gobierno regional de Ancash mantuvo paralizadas por más de diez años, causando un verdadero martirio a más de un millar de estudiantes.

La historia sin embargo, no termina ahí. En estos días la situación se mantiene vigente con lo que viene sucediendo con los colegios Pedro Pablo Atusparia del distrito de  Yanac, provincia de Corongo, y Santo Domingo de Guzmán del distrito de Tauca, provincia de Pallasca. Paralizados más de siete años.  ¿Es así cómo los jerarcas del gobierno regional se llenan la boca afirmando que trabajan por la educación?.

Todos sabemos hasta el cansancio que la causa por la que todas estas obras se encuentran  paralizadas, no es culpa del destino sino de la mala gestión a la que nos tiene acostumbrados el gobierno regional de Ancash. Sin importar  por último quién es el gobernador de turno, desde la época de los comandos vemos que son las mismas empresas contratistas las que aparecen detrás cada obra paralizada o mal gestionada. El hecho que  estas empresas cambien de razón social o que se reciclen en el consorcio que mejor les conviene,  no basta para ocultar su verdadera identidad.

Es justamente en el marco de este intercambio de favores, donde se aprueban  expedientes técnicos mal elaborados y se pasan por alto muchas de las exigencias de la ley de contrataciones con el estado, dando lugar a paralización o reiterada  postergación de una obra. Lo que estamos con el otorgamiento de  la buena pro del colegio Politécnico Nacional del Santa, lo dice todo.

Después de haberse anulado la buena pro otorgada al consorcio Bellamar y luego de  haberse  otorgado este hándicap al consorcio Politécnico, el gobierno regional ha anunciado que a más tardar la segunda semana de noviembre se estaría firmando el contrato para dar inicio a la ejecución de esta obra que ya lleva más de veinte años en compás de espera. Ello no obstante, la experiencia nos aconseja que es mejor esperar hasta esa fecha, antes de cantar victoria.