Editorial

Derritiendo el hielo

Diálogo regional:

En lo que a gestión regional se refiere, se puede decir que el viernes 11 de octubre el gobierno regional de Ancash, a través de su titular Fabián Koki Noriega, ha dado a la población  de Chimbote y Nuevo Chimbote una clara y saludable señal de rectificación.  Ese día, desde las primeras horas de la mañana, el gobernador regional  recibió en las oficinas de la Sub Región Pacifico a numerosos pobladores y representantes de organizaciones de base y de la sociedad civil, para atender directamente sus reclamos; algo que, a decir verdad, es la primera vez  que sucede en  los veintidós meses de la actual gestión regional.

Con esta primera señal de saludable apertura y acercamiento, estaría quedando atrás la vocación evasiva que ha  identificado en todo este tiempo  al gobernador regional Koki Noriega,  particularmente en  momentos cruciales para la región Ancash, donde hacía falta no solo su presencia sino también su obligación de liderazgo.

Como lo hemos dicho en más de una oportunidad en este mismo espacio de opinión, el silencio que ha preferido guardar el gobernador en esos momentos, no le han hecho ningún favor, ni a él ni a su gestión. Por el contrario, la tendencia a evadir o tratar de minimizar los problemas, lo único que ha hecho es alentar distanciamientos,  agudizar malos entendidos y hasta promover roces innecesarios. Para superar sus problemas y lograr salir a delante, Ancash necesita del diálogo y no del enfrentamiento.

Por eso, insistimos, cuando estos problemas tardan más de lo necesario en resolverse,  la mejor manera de hallar una solución es a través del diálogo directo y horizontal, sin más barreras que una mesa de trabajo. Eh ahí el porqué de la socialización que se exige en la gestión y ejecución de toda obra pública.

Es de esperar que con este diálogo directo, quede definitivamente atrás la intervención dañina  de aquellos asesores que fungen de emisarios o intermediarios,  quienes al final solo sirven no solo  para llevar chismes de uno y otro lado, sino también para distorsionan la realidad y obtener provecho personal además de agudizar o eternizar los problemas existentes.

Claro que tampoco basta con que el gobernador escuche los reclamos, haga anotaciones en una hoja de papel y al final se olvide del asunto. Atender los reclamos de la población significa hacer eco de ellos, bajar  al llano, escuchar sugerencias, corregir errores y enmendar rumbos. De lo contrario, estaríamos ante un simple saludo a la bandera y diálogo de sordos totalmente improductivo.

La situación de muchas obras que se encuentran paralizadas o están siendo mal ejecutadas, se debe precisamente  a la falta de diálogo y consenso entre el gobierno regional  de Ancash y la población directamente  beneficiada, pero también se debe a la insidia y la ponzoña que suelen utilizar los intermediarios.

La mejor receta para acabar con todo esto está escrita en la ley de gobiernos regionales y en la ley de transparencia, donde se propone utilizar el diálogo como la herramienta más efectiva para romper el hielo del silencio y el distanciamiento que mantiene congelada a nuestra gestión regional.