Por: Fernando Zambrano Ortiz
Analista Político
Las elecciones que se avecinan en Perú prometen ser altamente polarizadas, en un contexto de multipartidismo que resulta desconcertante para el electorado. La aparición de nuevos partidos políticos con ideologías débiles y liderazgos poco definidos complica aún más la situación. En este escenario, figuras como los ex presidentes Alejandro Toledo, Pedro Castillo y Martín Vizcarra, así como políticos como Fernando Olivera, se reciclan en diferentes agrupaciones, a menudo buscando la protección de la inmunidad ante los procesos judiciales que enfrentan.
La izquierda tradicional ha sufrido un notable descalabro tras el controversial mandato de Pedro Castillo. Partidos como Perú Posible y los humanos de Vladimir Cerrón han visto caer su popularidad, mientras que Verónika Mendoza no logra despegar en las encuestas. El ultra nacionalismo de Antauro Humala, aunque pierde fuerza, ha logrado captar parte del electorado tradicional de la izquierda. Este fenómeno pone de manifiesto la fragmentación del espectro político de izquierda.
Por otro lado, la centro izquierda progresista, a menudo denominada “caviar”, también se encuentra en una situación precaria. La desintegración de esta corriente ha llevado a una proliferación de candidaturas dispersas, con figuras como Francisco Sagasti, Pedro Cateriano y otros que intentan posicionarse sin un mensaje claro y cohesionado, pero cada uno con partido propio. Además, el discurso anti-caviar ha calado hondo en la población, responsabilizando a dicho sector de las crisis políticas recientes. Su única esperanza parece radicar en la eventual candidatura de Martín Vizcarra, quien ha comenzado a recuperar terreno tras inscribir su partido.
En el ámbito de la centro derecha, Keiko Fujimori continúa liderando las encuestas, aunque Fuerza Popular aún no define su candidatura. El apoyo que ha recibido tras el fallecimiento de Alberto Fujimori, sumado a su actividad política en regiones, estarían consolidando su posición y la de Fuerza Popular en el tablero electoral.
César Acuña está en plena campaña recorriendo las regiones en busca de alianzas con movimientos regionales, mientras que Carlos Añaños ha quedado fuera de carrera tras renunciar a Perú Moderno y sumarse al PPC. Carla García no logra despegar y su partido aún no recupera la organización y disciplina que lo caracterizaba.
Fiorella Molinelli tiene un nivel de recordación importante gracias a su desempeño durante la pandemia; sin embargo, no ha logrado consolidar una base sólida de apoyo. Tanto el discurso radical de derecha como el de izquierda extrema están perdiendo fuerza, lo que se traduce en una caída de sus candidaturas, en favor de candidaturas de centro.
El máximo representante de la derecha, Rafael López Aliaga, sufre el desgaste propio de su gestión municipal, que le pasa factura. Antauro Humala enfrenta un retroceso significativo debido a su radicalismo extremo. Por su parte, Martín Vizcarra ha visto un repunte tras la inscripción de su partido, aunque su candidatura dependerá del fallo del Tribunal Constitucional respecto a su inhabilitación.
El panorama electoral se complica aún más con el surgimiento de nuevos partidos políticos que carecen de liderazgos reconocidos y agendas claras. Según datos del Jurado Nacional de Elecciones (JNE), actualmente hay más de 30 partidos inscritos, 84 organizaciones políticas han adquirido su certificado de reserva de denominación y se han presentado más de 32 mil renuncias a partidos políticos. Esta fragmentación puede dificultar la toma de decisiones del electorado y debilitar aún más nuestra democracia.
En resumen, nos enfrentamos a unas elecciones 2026 marcadas por la polarización y un multipartidismo desconcertante. La falta de liderazgos claros y agendas definidas en los nuevos partidos políticos plantea serios desafíos para el electorado peruano. Es fundamental que los ciudadanos se informen adecuadamente sobre las propuestas y trayectorias políticas para tomar decisiones conscientes en un contexto donde cada voto cuenta más que nunca.