Herencia de la corrupción:
El gerente del Proyecto Especial Chinecas, Horestes Palma León, ha denunciado ante la Oficina de Extorsiones del Departamento de Investigación Criminal de Chimbote de la PNP, haber sido amenazado de muerte si es que no otorga a favor de una determinada empresa de servicios, la buena pro de dos contratos de mantenimiento que -según le han advertido- “ya tienen dueño”. En otras palabras, lo que le han dicho al funcionario regional es “si no haces lo que te digo, te mato”.
En el fondo, esta intimidación, propia de delincuentes avezados y dispuestos a todo, no es nada extraño. Sucede con mucha frecuencia en los predios del proyecto de irrigación Chinecas y seguramente en otras reparticiones públicas de la región. Por lo demás, el método de la amenaza y la extorsión para obtener millonarios contratos de servicio y mantenimiento, ya sea por las buenas o por las malas, no es de ahora. Es un método de chantaje que alcanzó su máxima expresión durante la época los comandos; una práctica delictiva que, como vemos, ha logrado mantenerse incólume a través de los años y sigue proporcionando jugosas ganancias.
Para confirmar la vigencia de esta práctica, a todas luces enraizada en nuestro medio, ahí está lo sucedido el año 2010 con la obra de revestimiento del canal San Bartolo de Santa y recientemente, el año 2023, con los trabajos de mantenimiento del canal principal La Huaca-Nepeña a cargo del consorcio Krausen. Ambas obras han sido otorgadas con inocultable favoritismo y, como no podía ser de otra manera, no solo han sido ejecutadas con total deficiencia sino también han dado lugar a sonados casos de corrupción. Después de todo ¿qué otro resultado puede esperarse de empresas que han ganado una licitación o una buena pro valiéndose del chantaje y el reparto de dádivas?
Desde su transferencia al gobierno regional de Ancash, el Proyecto Especial Chinecas se mantiene convertido en un organismo improductivo y paralizado en el tiempo, que sobrevive únicamente y exclusivamente por obra y gracia del presupuesto nacional. Aún así, durante la época de los comandos Chinecas incrementó su planilla de empleados con la incorporación de aquellos que integraban las portátiles que acompañaban a todos lados a César Álvarez Aguilar, muchos de los cuales son al mismo tiempo invasores de las tierras del proyecto. Además, no se sabe en mérito a qué disposición, lo cierto es que a través del sindicato de trabajadores de Chinecas, estos comandos ahora tienen voz y voto para proponer y elegir nada menos que al gerente del proyecto. Votación que, por supuesto, no es gratuita, pues está condicionada a un bien calculado intercambio de favores. Si no haces lo que te digo, pido tu cambio.
En medio de este escenario se desarrollan los procesos de licitación y buena pro de las obras y servicios que frecuentemente convoca el proyecto de irrigación; un escenario donde lamentablemente prevalece el afán de la repartija o el intercambio de favores y no precisamente la calidad de la obra ni del servicio.
Por consiguiente, no sería extraño que las amenazas recibidas por el gerente de Chinecas sean una réplica del engranaje de corrupción que se armó durante la época de los comandos. Es gracias a este engranaje que las empresas que se presentan a una licitación o concurso de precios, son las mismas de aquella época, solo que con distinta razón social. Un escenario donde se impone la ley del miedo.