Ejercicio de prevención anoche en Chimbote:
Un devastador escenario fue proyectado durante el Tercer Simulacro Nacional Multipeligro nocturno realizado este martes 5 de noviembre en la provincia del Santa, donde se estimó el impacto de un posible sismo de magnitud 8.7.
Según el reporte de daños presentado por la Plataforma Provincial de Defensa Civil, el evento causaría 90,288 personas afectadas, 50,315 damnificadas, 1,613 fallecidas y 250 desaparecidas. El simulacro fue encabezado por el alcalde Luis Gamarra Alor, quien preside la Plataforma de Defensa Civil.
Desde el estadio Centenario Manuel Rivera Sánchez, donde se instaló la sala de crisis de Defensa Civil para monitorear la simulación, el alcalde Gamarra Alor destacó la importancia de que la población participe activamente en estos ejercicios.
“Es fundamental que cada ciudadano esté preparado frente a los desastres naturales. Estos ensayos son una herramienta clave para fortalecer la cultura de prevención”, expresó el burgomaestre, haciendo un llamado a familias e instituciones para sumarse a estas actividades.
Las cifras del simulacro revelaron, además, que 3,019 viviendas quedarían destruidas, 7,044 inhabitables y 18,058 afectadas. En infraestructura educativa, 32 colegios serían destruidos, otros 32 quedarían inhabitables y 45 resultan afectados.
En cuanto a infraestructura vial, se proyecta la destrucción de 2,000 metros de vías vecinales, 1,500 metros de vías departamentales y 2,000 metros de vías nacionales, además de la pérdida de cinco puentes peatonales y siete vehiculares.
El impacto también se extendería a servicios esenciales: 10,200 metros de redes de agua, 10,000 de alcantarillado, y la totalidad de las redes de telefonía, energía eléctrica e internet serían severamente afectadas. La infraestructura agrícola no sería la excepción, con daños en 18,000 metros de canales de riego, cuatro reservorios y dos bocatomas.
Este simulacro, que se realizó en el marco del Día Mundial de Concienciación sobre los Tsunamis, establecido por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2015, busca fortalecer la capacidad de respuesta de la población y promover una cultura de preparación frente a desastres naturales.