Por: Fernando Zambrano Ortiz
Analista Político
La reciente cumbre de APEC ha dejado a Perú en una posición privilegiada, generando grandes oportunidades de negocio y reforzando su nueva posición geopolítica privilegiada tras la construcción del Mega Puerto de Chancay. Este puerto, junto con la previsible construcción de una línea ferroviaria intercontinental que unirá el Pacífico al Atlántico, conectando a Brasil y Bolivia con Perú, especialmente a través de Chancay, posiciona al país como un nodo crucial en el comercio internacional.
Sin embargo, más allá del tema comercial, Perú se ha colocado en el centro de una competencia entre potencias mundiales: Estados Unidos, que busca mantener su hegemonía en América Latina; China, que pretende consolidar su dominio comercial en la región; y Corea del Sur, que aspira a ser un abastecedor militar clave.
La Influencia de China
China, al construir el principal hub portuario de Latinoamérica en Chancay, busca penetrar más profundamente en el comercio latinoamericano y contrarrestar las barreras comerciales impuestas por Estados Unidos. Este enfoque no es casual; se estima que China tiene la intención de convertir a Perú en un nuevo Singapur en América, transformándolo en un “tigre latinoamericano”. Según datos recientes las exportaciones de Perú a China han crecido significativamente, llegando en el 2023 a US$ 23.2 mil millones, lo que representa un aumento de 10.1% en comparación con el año anterior.
Estados Unidos y su Estrategia Militar
Por su parte, Estados Unidos ha reforzado su compromiso con Perú mediante la donación de nueve helicópteros y la firma de un convenio para construir una base aeroespacial en Talara. El nuevo embajador estadounidense ha declarado su intención de demostrar que Estados Unidos sigue siendo el principal socio comercial del Perú. Este esfuerzo es parte de una estrategia más amplia para recuperar la influencia perdida en la región.
La Alianza con Corea del Sur
Corea del Sur ha intensificado sus relaciones con Perú al suscribir importantes convenios de colaboración militar. Uno de estos acuerdos se establece con la Marina de Guerra del Perú para la construcción conjunta de buques y submarinos, lo que fortalecerá significativamente las capacidades navales del país. Otro convenio, firmado con el Ejército del Perú, contempla la producción de vehículos militares oruga y armamento avanzado, mejorando así la movilidad y el poder de fuego de las fuerzas terrestres. Además, se ha formalizado un acuerdo con la Fuerza Aérea del Perú para la construcción y transferencia de tecnología relacionada con aviones caza, lo que modernizará notablemente la flota aérea peruana.
Estos acuerdos no solo implican la adquisición de equipamiento militar de última generación, sino que también conllevan una importante transferencia de tecnología y conocimientos. Esta colaboración estratégica posiciona a Perú como un socio clave de Corea del Sur en América Latina en el ámbito de la industria de defensa, fortaleciendo las capacidades militares peruanas y fomentando el desarrollo tecnológico en el sector de defensa nacional.
Corea del Sur es un socio militar estratégico para Estados Unidos, lo que sugiere que Washington podría intentar controlar el abastecimiento militar a Perú a través de Seúl. Esto se considera vital ante la creciente presencia china en América Latina, percibida como una amenaza para los intereses estadounidenses.
Oportunidades y Desafíos
Perú no solo debe reconocer su nueva realidad como una gran oportunidad para el crecimiento económico, sino que también debe manejar con delicadeza sus relaciones con estas potencias que buscan establecer su hegemonía en la región. La inversión extranjera es bienvenida, pero es crucial que se realice sin injerencias políticas o militares.
Con acuerdos comerciales vigentes con 14 economías del APEC y tratados como el Acuerdo de Libre Comercio con Corea del Sur y la ampliación del Tratado con China, Perú está bien posicionado para aprovechar estas relaciones estratégicas. Sin embargo, es fundamental que el país mantenga un enfoque equilibrado y soberano en sus decisiones políticas y económicas.
En conclusión, estar en el centro de estas tres potencias mundiales ofrece a Perú una oportunidad única para convertirse en un líder regional. Sin embargo, esta posición también conlleva responsabilidades significativas para garantizar que el desarrollo económico no comprometa la autonomía política ni los valores democráticos fundamentales.