El Polvorín levanta polvo:
No solamente es el caso del complejo deportivo El Polvorín, cuya construcción ha vuelto a quedar paralizada debido al resurgimiento de serias discrepancias de orden técnico y legal entre la municipalidad provincial del Santa y la empresa contratista Consorcio Señor del Milagro, que integran las empresas Afena Contratistas Generales EIRL y Servicios Generales Karime.
A la lista de obras que la gestión del ex alcalde Roberto Briceño Franco (2019-2022) dejó paralizadas como consecuencia de graves contradicciones de carácter técnico y legal, se suman la avenida Costanera, la remodelación del Estadio Centenario, la Ciclovía de la avenida José Pardo, la reconstrucción de la institución educativa El Paraíso de los Niños y el puente peatonal entre el mercado La Perla y el centro comercial Mega Plaza, obras cuya prolongada paralización o retraso, es motivo de extrañeza y desconsuelo para la población de Chimbote.
Con relación al complejo deportivo El Polvorín, todos recordamos que éste fue diseñado básicamente para ser escenario de competencias atléticas de todos los niveles y categorías. Con la construcción de este complejo se espera llenar el enorme vacío que existe en Chimbote en lo que a escenarios deportivos se refiere. Justamente en razón de este objetivo, la confección de los planos y la formulación del expediente técnico han tenido como punto de partida los parámetros que maneja la Federación Internacional de Atletismo. Para el caso de El Polvorín, llamado a ser un escenario de alta competencia, los referidos parámetros establecen que la pista atlética debe constar de ocho y no de seis carriles como pretende hacer el contratista.
Se afirma que ésta y otras discrepancias, las mismas que surgieron luego de la licitación de la obra, serán resueltas mediante un arbitraje o en las instancias del Poder Judicial, como es menester. En esa misma coyuntura aparecen la avenida Costanera y todas las demás obras municipales que se permanecen paralizadas. A la fecha son más de dos o tres años que esta millonaria inversión del estado se halla empantanada, sin poder brindar a la comunidad el servicio para el que fue gestionada y aprobada. En ocasiones como ésta, la población solo puede sentirse frustrada e impotente. Para ella no existen detalles ni pormenores que valgan. Al pueblo se le habla con resultados.
Es una verdadera lástima, por así decirlo, que teniendo a disposición el Estadio Centenario no se pueda hacer uso de sus instalaciones debido al prolongado retraso de su remodelación. Por más de tres años, este imponderable obliga a que los equipos de fútbol de la liga de Chimbote tengan que disputar su partidos oficiales por la Copa Perú jugando como “locales”, en estadios de Santa y otros distritos de la provincia, sin el aliento de su público. En casa del herrero, cuchillo de palo.
Esas son las consecuencias que la población de Chimbote está pagando por obras paralizadas que han sido mal gestionadas. El Polvorín está levantando polvo.