Por: Fernando Zambrano Ortiz
Analista Político
A contracorriente de las expectativas de inversión generadas por la APEC y la reciente inauguración del mega puerto de Chancay, el año 2025 se perfila como un periodo de creciente riesgo político y regulatorio para las empresas en Perú.
Aunque el país ha logrado, en gran medida, blindar su modelo económico constitucional y sus decisiones de política económica y fiscal ante el ruido político, la realidad es que la disminución en la aprobación del Gobierno y del Congreso, sumada a la incertidumbre inherente a las elecciones generales de 2026, impactará negativamente en los niveles de confianza empresarial. Esta situación tendrá repercusiones desfavorables en las decisiones de inversión a corto plazo.
Un Contexto Político Incierto
La situación política actual en Perú continúa inestable. La falta de confianza en las autoridades ha llevado a un clima de desconfianza que afecta tanto a los ciudadanos como a los inversores. Los índices de criminalidad, que no muestran signos de disminuir, añaden otra capa de preocupación.
Las potenciales protestas, alimentadas por el descontento social y la amenaza de organizaciones criminales transfronterizas como el Tren de Aragua y Los Pulpos, podrían desestabilizar aún más el panorama. Además, es probable que algunos grupos utilicen este descontento para impulsar agendas políticas electorales irresponsables, lo que podría resultar en una postergación significativa de decisiones clave sobre inversiones.
Riesgo Regulatorio en Aumento
El riesgo regulatorio también se intensifica en este contexto preelectoral. Históricamente, los períodos previos a las elecciones han visto un aumento del populismo en el Congreso, donde se aprueban leyes que pueden tener consecuencias adversas para diversos sectores productivos.
Aunque hasta ahora hemos visto un bloque parlamentario que ha logrado frenar intentos desestabilizadores —como la convocatoria a una asamblea constituyente— el acercamiento a las elecciones podría debilitar esta unidad. Cada grupo parlamentario comenzará a priorizar sus propias agendas políticas, lo que podría abrir la puerta a propuestas antisistema que amenacen la estabilidad económica.
Fragmentación Política y Sus Consecuencias
La fragmentación del Congreso, exacerbada por el trasfuguismo político, sugiere un distanciamiento creciente entre las posiciones de los diferentes grupos parlamentarios. Esta situación podría llevar a sectores antisistema a poner en agenda temas sensibles para la industria, presionando a los sectores responsables a ceder ante estas propuestas por temor a perder apoyo popular durante las elecciones. Este escenario no solo genera inestabilidad, sino que también complica la capacidad del Gobierno para implementar políticas coherentes que favorezcan el desarrollo industrial.
Conclusión: Un Futuro Incierto para las Inversiones
En resumen, es probable que las grandes inversiones se posterguen hasta después de las elecciones, siguiendo un patrón observado en años anteriores cada vez que se acerca un proceso electoral. La industria peruana enfrentará un arduo desafío para mitigar el impacto de medidas populistas durante 2025.
La necesidad de una estrategia clara y efectiva para navegar este entorno incierto es más crítica que nunca. Sin una respuesta adecuada, el futuro económico del país podría verse comprometido, afectando no solo a los inversores sino también al bienestar general de la población peruana.