Un referente del comercio local:
Para la Navidad del año 1948 don Roberto Achú Pizarro, considerado el patriarca de los empresarios de Chimbote, ya había abierto las puertas de la tradicional bodega El Hueco en la Pared, sin lugar a dudas el establecimientomás emblemático de la ciudad a partir del cual Roberto Achú Pizarro consiguió levantar todo un emporio comercial y empresarial.
PRIMER RETO: ESTUDIAR
Hace ya 77 años, con apenas 19 años a cuestas, el joven emprendedor hizo realidad en ese momento el sueño que rondaba su mente desde hacía mucho tiempo atrás. Integrante de la primera promoción del entonces Colegio Particular San Pedro, en 1944 Roberto Achú debió emigrar a Lima para cursar el cuarto y quinto año de media en la sección nocturna del colegio San Juan de Matucana. La resolución ministerial que autorizaba el funcionamiento del colegio San Pedro de Chimbote, fundado por Carlos Salazar Romero, le permitía el dictado solo de los tres primeros años de secundaria. Su primer reto fue completar la secundaria y lo cumplió.
SEGUNDA ESCUELA
En diciembre de 1946, tan pronto como concluyó la secundaria, el joven Roberto empezó a trabajar en la prestigiosa casa comercial Wimon Chong que funcionaba en las inmediaciones del Mercado Central y que él considera como su segunda escuela. “Ahí no solo conocí el mundo de los negocios, también aprendí a ser disciplinado y responsable y sobre todo saber tratar al cliente” afirma.
PROFETA EN SU TIERRA
Sin embargo tras un año de trabajo exigente pero bien remunerado, Roberto Achú, como muchos jóvenes provincianos no resistió al llamado del terruño. En su mente rondaba aquella frase según la cual nadie es profeta en su tierra, pero fiel a un pálpito inequívoco, tomó a decisión de regresar a Chimbote con firme determinación de abrir su propio negocio y ser profeta en su tierra. Y no se equivocó.
DAVID CONTRA GOLIAT
El local de tan solo tres metros de ancho ubicado en la tercera cuadra del jirón Manuel Ruiz, no representó para él ningún obstáculo. Sabía que, en ocasiones, el emprendedor tiene que saber adaptarse a las circunstancias por muy adversas que éstas pudieran ser, sin que eso signifique dar un paso atrás o al costado.
Lo que vendría a partir de ahí, ya es historia conocida. A pesar de tener que competir con enormes almacenes chinos, que ofrecían desde una aguja hasta un tractor, el Hueco en la Pared revivió la hazaña de David contra Goliat y en menos de un año pasó a convertirse en el punto de compra obligado de todo Chimbote.
TODO ESTABA CALCULADO
Para el año 2011 cuando don Roberto Achú tomó la decisión de cerrar las puertas de El Hueco en la Pared tras 77 años de funcionamiento, lo hizo con la firme determinación de quien acepta y asimila con absoluto realismo los cambios de la vida.
Ya para entonces don Roberto había dado un giro en los negocios. Con el mismo entusiasmo y sobre todo con el mismo éxito de otros tiempos, enrumbó su actividad empresarial al rubro de casinos y tragamonedas. Según refiere, “todo estaba fríamente calculado”.