Opinión

Asistencialismo: ¿Puente o trampa social?

POR: LIC. ÍTALO JIMÉNEZ YARLEQUÉ

El asistencialismo, entendido como la entrega de recursos o beneficios sin promover autonomía o capacidades sostenibles, ha sido una constante en las políticas públicas del Perú. Si bien es crucial para atender necesidades inmediatas, su aplicación prolongada puede perpetuar la dependencia y debilitar el tejido social.

Un caso emblemático es el Bono Familiar Habitacional, un programa que facilita recursos económicos para mejorar viviendas. Aunque ha brindado alivio a miles de familias, su impacto queda limitado si no se acompaña de estrategias de empleo local o fortalecimiento comunitario. En contraste, el programa Cuna Más, centrado en el desarrollo infantil temprano, ha logrado resultados sostenibles al integrar capacitación a madres cuidadoras y fortalecer vínculos familiares, fomentando autonomía a largo plazo.

La experiencia internacional también ofrece lecciones valiosas. En Brasil, el programa Bolsa Familia ha combinado transferencias monetarias con condiciones educativas y sanitarias, logrando mejoras en el acceso a servicios básicos y la reducción de la pobreza extrema. Este modelo demuestra que es posible vincular la asistencia con la promoción de capacidades.

Superar el asistencialismo exige transformar la lógica de las políticas públicas: de la dependencia a la sostenibilidad. Esto implica apostar por programas integrales que combinen asistencia inicial con oportunidades de empleo, educación y emprendimiento. Las municipalidades, como primeras instancias de contacto con la ciudadanía, tienen un rol clave para liderar este cambio.

Recomendamos priorizar iniciativas que fomenten el desarrollo humano sostenible impulsando proyectos adaptados a las necesidades socioeconómicas de una población diversa, con altos índices de migración interna y sectores vulnerables que requieren oportunidades de inclusión. Es fundamental promover microemprendimientos locales y fortalecer la capacitación laboral, especialmente en jóvenes y mujeres, integrando al sector privado, la sociedad civil y la academia en esquemas de corresponsabilidad que generen empleo digno y resiliente. Estas acciones permitirán mejorar las condiciones de vida, dinamizar la economía local y consolidar una comunidad más inclusiva y sostenible.

El asistencialismo no debe ser una trampa, sino un puente hacia la autosuficiencia. Programas que empoderen a las personas y fortalezcan comunidades son la base para construir un Perú más justo y resiliente.