Editorial

¿Policía politizada?

Hasta el último momento había trascendido que la entrega a la Policía Nacional de los cien patrulleros adquiridos por el gobierno regional de Ancash, se iba a realizar primero en una ceremonia a llevarse a cabo en la ciudad de Huaraz y posteriormente en otro acto similar programado en la ciudad de Chimbote. Pero al final, no resultó ser así. Faltando un día para la fecha señalada, el gobierno regional decidió cambiar los planes. La entrega de los patrulleros se realizó en un solo acto protocolar que tuvo lugar anteayer miércoles  en la capital de la región Ancash.

Como era de preverse, en medio de este cambio de planes de último momento y de la falta de una coordinación apropiada, la ceremonia de entrega de estas unidades dio lugar a la presencia de tan solo algunos alcaldes provinciales y distritales de la región y por consiguiente  a la ausencia de otros. Muchos fueron los invitados, pero pocos los escogidos.

Pero el repentino cambio de planes no solamente derivó en un notorio ausentismo representativo y en una falta de cohesión, sino también en la sorpresiva  alteración del número de patrulleros considerado inicialmente para cada provincia y distrito. El caso más ilustrativo es el de Nuevo Chimbote -el segundo distrito más poblado de la región después de Chimbote- cuya dotación estuvo estimada en once unidades pero a la hora de la verdad este número se redujo a siete. ¿A quién reclamar?.

Durante la ceremonia, en sus intervenciones algunos alcaldes no perdieron la oportunidad para congraciarse con  el gobernador regional recomendándole públicamente no hacer caso a las críticas y que más bien se las eche a la espalda. Craso error. Toda autoridad que no acepta una crítica, está condenada a repetir sus errores.

Por lo que se ha podido advertir, el cambio de planes a última hora no habría obedecido a  razones de carácter técnico. Se ha podido percibir de lejos un inconfundible tufo  político que en circunstancias como ésta es inaceptable. Eso de favorecer con bienes del estado a quienes buscan congraciarse con aquel que los reparte, no es nada nuevo pero va contra todo principio constitucional. Asimismo, que no se respete la palabra empeñada, dice mucho de la falta madurez y honestidad con que deben asumirse este tipo de gestiones en nombre del estado.

Faltan apenas tres meses y medio para que el gobierno convoque a elecciones generales, regionales y municipales. Dentro de ese marco,  muchos gobernadores regionales y alcaldes ya están cruzando los dedos para que, en un tercer intento, el Congreso de la República apruebe la reelección inmediata de estas autoridades. Todo ello dentro del escenario de la polarización que buscan las propias agrupaciones políticas. Divide y reinarás.  Por lo demás, en política nada es gratuito.

El pueblo ancashino espera que el reparto de patrulleros no sea parte de este plan, donde todo está fríamente calculado. La Policía Nacional maneja datos técnicos actualizados acerca de los índices de delincuencia e inseguridad ciudadana y también de la proporcionalidad, una información en base a la cual debe priorizarse la distribución de personal, equipos y demás apoyo logístico. No estaría nada bien que se pretenda politizar el apoyo y la labor de nuestra Policía Nacional.