Editorial

Noche de fe y esperanza

Dentro de tan solo unas horas, esta noche las familias de Chimbote vamos a compartir  al calor de nuestros hogares la tradicional fiesta de Navidad y el advenimiento de un nuevo año; una celebración  tradicional y universal que desde hace más de dos mil años mantiene fuertemente unido al mundo católico.

Como también es tradicional, esta celebración es una invitación para hacer un recuento de todo lo bueno y lo malo que ha acontecido en el año que se va y del mismo modo para hacer planes de cara al nuevo año que se  avecina.

Pero paralelamente con  acontecimientos positivos que han levantado la moral y han proporcionado alegría a la población, también se han producido hechos negativos como el aumento de la delincuencia y la corrupción, que han causado pesimismo y desencanto generalizado.

Creemos sin embargo que este no es el momento para confrontar lo bueno y lo malo, pues eso equivaldría a reanimar la llama de  las discrepancias y ahondar diferencias que a nada bueno conducen. Sin caer en el conformismo ni en la resignación, creemos que más importante y meritorio que eso es enmendar errores y descartar apetitos de revanchas. Nada podría ser más dañino para la gran familia chimbotana que dejarse llevar por la turbulencia de su propia confusión.

En los últimos doce meses hemos podido ver, por ejemplo, que los congresistas de Ancash se han mantenido de espaldas a los problemas y necesidades de la región y que están dedicados a tiempo completo a atender sus intereses personales y cálculos políticos de cara al nuevo proceso electoral. Si se lo propusieran, a partir del próximo año podrían dejar de lado todo distanciamiento, trabajar en equipo como lo prometieron y  hagan valer la voluntad política que poseen para impulsar la reactivación de Chinecas y la modernización del terminal portuario.

Hemos visto asimismo cómo, a pesar de los discursos y de las poses políticas que lo dominan, por segundo año consecutivo el gobierno regional de Ancash ha sido protagonista de un hecho controversial. Mientras ha vuelto a cerrar el año con la ejecución presupuestal más baja de todas las regiones del país, ahora se mantiene en el primer lugar del índice de corrupción nacional.

Mientras tanto, muchos proyectos en beneficio de la comunidad se mantienen trabados y/o paralizados como consecuencia de la incapacidad de gestión  que identifica  a sus autoridades y funcionarios. La actual gestión regional tiene todavía dos años por delante para repasar y poder cumplir el plan de trabajo que ofreció a la población. Presupuesto tiene de sobra. Lo único que le falta es formular buenos proyectos de desarrollo, elaborar buenos expedientes técnicos y dejar atrás la racha de obras paralizadas y mal ejecutadas.

El mensaje de la navidad nos dice que, para seguir adelante, necesitamos superar nuestros propios errores y dejar atrás las discrepancias que lo destruyen todo. Asimismo, buscar la solución de nuestros problemas, acabar con los enfrentamientos y optar por un mundo constructivo donde reine la paz y la concordia.

En vísperas de iniciarse un nuevo año, nada podría ser más propicio y alentador para las familias de  Chimbote  que esta noche sea una celebración de fe y esperanza. ¡Feliz Navidad!.