A lo largo de los últimos quince, miles de niños se han convertido en jóvenes, miles de jóvenes han alcanzado la adultez y miles de adultos ahora son adultos mayores, y durante este tiempo todos ellos han observado con la misma consternación el desolador espectáculo que ofrece la obra paralizada del coliseo cerrado Gran Chavín. Iniciada el año 2011 ¿cuándo no? durante la época dorada de los comandos, la obra debió ejecutarse en el plazo de un año, pero tres años después, con un avance que nadie conocer a ciencia cierta, la construcción del coliseo quedó completamente paralizada convirtiéndose a partir de ese momento en lo que ingenio popular ha bautizado como Monumento a la Corrupción..
Iniciada sin contar con la aprobación del consejo regional, la obra no tardó en verse envuelta en todos los vicios de gestión y corrupción que caracterizaron a la gestión de César Álvarez Aguilar. Sin un avance que los justifique, el presupuesto inicial de 30 millones de soles fue ampliado a 40 millones y tranquilamente hubiera seguido aumentando si no fuera por las observaciones de los órganos de control. Para colmo, también aquí sucedió lo mismo que en las demás obras iniciadas por los comandos: los funcionarios del gobierno regional y la empresa contratista dieron por aceptada la carta fianza otorgada por una cooperativa de ahorro estrechamente ligada al ex congresista Heriberto Benites Rivas, socio de Álvarez.
En el trascurso de estos quince años, la obra también ha sufrido el robo de la reja de fierro que instalada para brindar protección al coliseo cerrado, sustracción que extrañamente coincide con la desaparición de la reja que brindaba protección a los asistentes del bulevar Isla Blanca.
Como hemos dado a conocer en nuestra edición de ayer, el 20 del presente mes la Sub Región Pacífico ha lanzado la convocatoria para seleccionar la empresa consultora que se encargue de elaborar el expediente técnico del saldo de la obra.
Cada vez que en este espacio de opinión nos hemos ocupado del coliseo cerrado, lo hemos hecho invocando la mejor buena voluntad y predisposición para que la obra se reinicie de conformidad con las normas que para tal efecto ha dictado el gobierno central. Igual que el coliseo cerrado, hay otras obras que se han reiniciado después del mismo tiempo de paralización. Solo por citar dos ejemplos, hablamos de la obra de electrificación rural de Lacramarca Baja y del colegio Politécnico Nacional del Santa que al poco tiempo de haber sido reiniciadas ya están enfrentando serios contratiempos de gestión. Nada de eso queremos que se repita con el coliseo Cerrado Gran Chavín que después de quince años acaba de salir de su encierro.