Esa es la verdad:
Dos son las razones por las que el Terminal Pesquero Artesanal de Chimbote hace noticia un día sí y otro también. Primero, son las condiciones de inmundicia -por decir lo menos- dentro de las que viene operando esta vital infraestructura y, segundo, la pugna, a veces con caracteres callejeros, que existe entre una asociación de trabajadores que reclama para sí el manejo integral del terminal y la Dirección Regional de PRODUCE, encargada de su administración bajo el mandato de la Ley de Regionalización.
Con más de cuarenta años de funcionamiento, ahora se puede comprobar con conocimiento de causa que quienes administran el terminal pesquero artesanal solo parecen estar interesados en el manejo del ingreso económico que éste genera a diario y que es bastante significativo. Lo demás siempre ha sido lo de menos. En más de cuarenta años, jamás nadie se ha preocupado en algo tan elemental como es la instalación de un sistema para el tratamiento de residuos sólidos e inorgánicos. Hasta hoy, éstos son arrojados directamente al mar en lo que constituye un grave atentado contra la salud y el medio ambiente que perjudica no solo al propio terminal pesquero sino también a toda la ciudad de Chimbote.
El espectáculo que ofrece el mar que rodea al terminal, es vergonzoso y nauseabundo. Existe ahí un muladar flotante y otro submarino. Aparte de los deshechos de pescado y demás productos hidrobiológicos que arrojan los trabajadores del terminal, la inmundicia del mar se incrementa con las bolsas de restos de comida y otros desperdicios que arrojan los pescadores de las embarcaciones pesqueras fondeadas alrededor del muelle. La corriente marina se encarga de llevar todo este basural a la playa que da frente al hospital y la urbanización La Caleta. Un espectáculo repugnante que Chimbote no se merece.
Nada de esto sin embargo parece ocupar la mente de los funcionarios de PRODUCE cuya indiferencia da la impresión de por encima de todo eso y así lo acaba de poner en claro la Contraloría General de la República. En un reciente informe, el órgano de control del Estado ha revelado que hace más de un año, existe un expediente técnico aprobado y financiado por FONDEPES, con un presupuesto de 3 millones 800 mil soles, destinado a mejorar las instalaciones del terminal empezando por la colocación de una planta de tratamiento de residuos sólidos e inorgánicos y un emisor sub marino que permita evacuar estos desechos fuera de la bahía de Chimbote.
Ya en el 2018 este mismo expediente técnico fue aprobado con una inversión de 1 millón 600 mil soles, sin que ni antes ni ahora, ni FONDEPES ni la Dirección Regional de PRODUCE hayan dicho una sola palabra al respecto. ¿Qué están esperando? ¿Qué el dinero revierta el Estado y que el terminal siga siendo un muladar?.
Si al gobierno regional de Ancash no le interesa la situación del terminal pesquero o es consciente que no está en la capacidad de asumir su responsabilidad como sucede con el terminal portuario y otros proyectos de desarrollo regional, entonces que sea sincero. Que acepte la realidad y permita la apertura a otras alternativas, entre ellas la iniciativa privada, que si estén dispuestas a terminar con esta inmundicia.
Las condiciones en las que viene funcionando el terminal pesquero artesanal desde hace 40 años es un daño que afecta no solo la salud y el medio ambiente de Chimbote sino también la imagen de la ciudad.