Editorial

No habrá carretera nueva sino mantenimiento

Conservación periódica, mediante intervenciones de reciclado de la plataforma, para restablecer las condiciones óptimas para el tránsito vehicular, reemplazo de alcantarillas y cunetas, colocación de muros de concrete, señales de seguridad vial, entre otras actividades.

Es la descripción textual de la nota de prensa del Ministerio de Transportes y Comunicaciones – Provias Nacional, cuando informa sobre el contrato que firmará el Consorcio Vial Chuquicara para el mantenimiento de la carretera Santa – Chuquicara por la suma de 60 millones 934 mil 280 soles. La carretera tiene 67.41 Km y según el MTC es nacional PE – 12, desde el cruce de la carretera panamericana norte,  en Santa hasta Chuquicara.

Cuando se anunció a través del alcalde Santa  la inversión que se iba realizar en esta carretera teníamos la peregrina idea que se iba construir una carretera nueva, pero no que se iba a realizar un servicio de mantenimiento. No sabemos el tiempo de contrato,  no lo menciona el MTC,  pero debe ser un lapso de tiempo largo.

Con los antecedentes existentes con los mantenimientos del MTC,  nos hace dudar sobre los trabajos que se deben realizar en vía Santa – Chuquicara, porque es usual que las empresas que se dedican a este tipo de servicios dejan pasar el tiempo, con el mínimo esfuerzo.

Los mejores ejemplos son las carreteras del interior de nuestra región donde conocemos los casos como por ejemplo Casma – Huaraz, la longitudinal de Conchucos, por citar dos de ellos que tiene consorcios que se encargan de pasar la cuchilla y sacar las piedras y cuando aparecen las lluvias ellos desparecen.

La carretera Santa – Chuquicara necesita remover y reemplazar la carpeta asfáltica del primer tramo es decir desde el cruce de Santa hasta por lo menos Vinzos. Allí no se necesita mantenimiento sino reemplazar esa carpeta asfáltica que está en deplorables condiciones, lamentablemente ahora nos enteramos que solo es mantenimiento.

Con seguridad taparán los huecos, nivelarán y pintarán las señales de tránsito y colocarán ojos de gato y muretes para hacerla mucho más asequible, pero reiteramos que no solo basta el mantenimiento, porque hay muchísimos tramos para reemplazar. Enorme desilusión.

LA REACTIVACIÓN DEL COLISEO DE COISHCO: UN COMPROMISO INAPLAZABLE

La visita de las autoridades de la Sub Región El Pacífico y la Contraloría General de la República al coliseo cerrado de Coishco pone en evidencia una situación preocupante que lamentablemente se repite en diversas regiones del país: la paralización de obras públicas por largos periodos de tiempo. En este caso, el coliseo inició su construcción en 2012 y, más de una década después, sigue sin concluirse ni haberse puesto al servicio de la comunidad.

Es alentador que el Gobierno Regional de Áncash haya decidido incluir esta infraestructura en la Programación Multianual de Inversiones mediante el mecanismo de inversión no prevista para el 2024. Sin embargo, el retraso de tantos años ha generado no solo el deterioro de la estructura, sino también una pérdida de confianza por parte de la ciudadanía en la eficiencia de la gestión pública.

El coliseo cerrado de Coishco representa más que una simple infraestructura deportiva. Su puesta en funcionamiento significaría la recuperación de un espacio vital para el desarrollo comunitario, el fomento del deporte y la promoción de actividades recreativas y culturales. No obstante, el diagnóstico realizado por las autoridades muestra deficiencias preocupantes, como la falta de equipamiento básico, deterioro de la estructura metálica y la ausencia de servicios esenciales.

Las promesas de reactivación de proyectos deben traducirse en acciones concretas y en un seguimiento riguroso que garantice su culminación en los plazos establecidos. No se puede permitir que la historia de obras inconclusas y presupuestos desperdiciados continúe siendo una constante en la administración pública.

Es fundamental que los organismos de control, así como la sociedad civil, ejerzan una vigilancia activa sobre el cumplimiento de los compromisos asumidos. La población de Coishco y de toda la región merece ver materializados los proyectos que les fueron prometidos y que estos sean funcionales, seguros y de calidad.

El coliseo cerrado de Coishco no puede seguir siendo un monumento al abandono. Su reactivación debe ser un ejemplo de cómo se pueden corregir los errores del pasado y avanzar con transparencia y eficiencia en la gestión pública.