La plaza de San Pedro ha sido testigo este miércoles del amor que miles de católicos sienten por el papa Francisco, cuyo cuerpo fue trasladado por la mañana desde la Casa Santa Marta hasta el interior de la Basílica de San Pedro, donde ha quedado instaurada la capilla ardiente. Desde temprano y bajo un intenso sol, una marea humana de peregrinos llegados de todas partes del mundo comenzó a congregarse en la plaza, mientras esperaban pacientemente su turno para entrar en el templo. Poco a poco avanzaban hacia la nave central de la basílica, donde, tras haber hecho hasta seis horas de cola, han podido detenerse unos segundos ante el féretro del pontífice argentino. Mientras, los líderes mundiales siguen confirmando su asistencia al funeral de este sábado, al que se prevé que acudan 200.000 personas.
«Después del cúmulo de gente que hay para verlo y lo estrecho que es el pasillo central de la basílica… topárselo de frente impacta. Lo habíamos visto esta mañana por televisión, pero impacta verlo al natural», indicó a Efe una visitante visiblemente emocionada. A la salida de la basílica —que seguirá abierta hasta la tarde del viernes para los que quieran dar el último adiós al santo padre— se mezclaban grupos muy diversos, desde escolares a religiosos, pasando por turistas.
El traslado del féretro
El traslado del pontífice argentino comenzó a las 09.00 horas, cuando el camarlengo Kevin Joseph Farrell esparció agua bendita sobre el féretro y leyó: «Con gran conmoción acompañamos los restos de nuestro querido papa Francisco desde esta capilla a la basílica vaticana, donde ha ejercido su ministerio como obispo de la iglesia de Roma y apóstol de la iglesia universal». Seguidamente fue llevado en procesión a hombros por los ‘sediarios’ pontificios y escoltado por la Guardia Suiza.
La procesión recorrió la plaza de Santa Marta y la de los Protomártires Romanos antes de atravesar el Arco de las Campanas hasta salir a San Pedro, donde fue recibido por un gran aplauso a su entrada en la Basílica de San Pedro. Mientras, cientos de medios de comunicación captaban el momento desde el Braccio di Carlomagno, la terraza sobre la columnata de San Pedro. Una vez en el interior, el féretro fue colocado en el Altar de la Confesión, frente a la tumba de San Pedro y enfrente del imponente baldaquino de Bernini. Tras la apertura para los fieles, a las 11.00 horas, los creyentes comenzaron a avanzar hacia el interior del templo.
Uno de los momentos más emotivos de la jornada se vivió dentro del templo, cuando una religiosa se saltó el protocolo y se situó cerca del cuerpo. Se trataba de sor Geneviève Jeanningros, una amiga del papa de la orden de las Hermanitas de Jesús que permaneció rezando junto al cadáver durante varios minutos. Aunque no formaba parte del protocolo que obliga a cardenales, obispos y personal del Vaticano a ser los primeros en dar el adiós al pontífice, nadie se atrevió a decirle que se apartara.
Debido a la elevada cifra de fieles que se han trasladado hasta la plaza de San Pedro para despedir al pontífice argentino, el Vaticano ha informado que se plantea ampliar el horario hasta después de la medianoche para que los creyentes puedan seguir visitándolo. Hasta ahora, la Santa Sede había establecido que la Basílica de San Pedro permaneciera abierta este miércoles hasta la medianoche y este jueves volviera a abrir a las 7.00 horas hasta el viernes a las 19.00 horas. Hasta última hora de la tarde de este miércoles habían pasado por el féretro cerca de 20.000 personas. El cierre se realizará el viernes a las 20.00 horas y será presidido por el camarlengo Kevin Joseph Farrell, que también estará a cargo que oficiar el entierro en la Basílica de Santa María la Mayor.