Limpieza de pozos sépticos:
Desde aquel episodio en febrero de 2022, cuando un compactador de basura cayó en un pozo séptico ubicado en una de las calles del Asentamiento Humano Las Palmeras, en Nuevo Chimbote, venimos alertando de forma constante sobre el grave problema de saneamiento que enfrentan más de un centenar de pueblos jóvenes en la zona sur de la ciudad. La ausencia de servicios básicos, como agua potable y alcantarillado, ha obligado a estas comunidades a improvisar soluciones, muchas veces insalubres y peligrosas: los pozos sépticos.
Inicialmente instalados dentro de los predios familiares, con el crecimiento desordenado y la falta de planificación urbana, los pozos comenzaron a aparecer en las calles, con los riesgos que eso conlleva: colapsos, contaminación ambiental y, sobre todo, afectación directa a la salud pública.
Es cierto que el Estado viene impulsando soluciones de fondo. El ambicioso proyecto “Grandes Ciudades”, que beneficiará a más de cien pueblos con saneamiento básico, ya fue aprobado y contará con financiamiento internacional a través de la Agencia Francesa para el Desarrollo. Sin embargo, por su magnitud –más de mil cien millones de soles de inversión, la implementación tomará tiempo: este año culmina la fase documental y en el próximo se elaborará el expediente técnico. Se estima que la ejecución podría tardar al menos dos años más.
Mientras tanto, las condiciones en los pueblos no pueden esperar. Los pozos sépticos continúan siendo la única opción, y su mantenimiento y limpieza se vuelve un asunto de vida o muerte. Por eso, saludamos la gestión del Colectivo Pueblos en Acción y la congresista Nilza Chacón, que han conseguido que el Ministerio de Vivienda envíe dos camiones hidrojets para la limpieza de estos pozos. Esta intervención, respaldada por el Programa Nacional de Saneamiento Urbano (PNSU), es un primer paso importante para atender la emergencia sanitaria.
Pero no basta con la buena voluntad ni con gestos aislados. Es imprescindible que estos camiones no se limiten a operar en algunos pueblos del sur, sino que puedan atender a todos los sectores que los necesitan, en el norte de la ciudad e incluso en los distritos. Asimismo, urge establecer un plan regular y sostenido de limpieza y mantenimiento, gestionado con participación de las autoridades locales y comunales, para evitar que la situación sanitaria siga deteriorándose.
La salud pública no puede seguir relegada por la burocracia o la falta de visión política. Los pueblos jóvenes, históricamente olvidados, merecen soluciones estructurales, pero también respuestas inmediatas a sus urgencias diarias. Limpiar los pozos sépticos no es solo una medida técnica, es un acto de dignidad humana. Y eso debería ser una prioridad para cualquier Estado que se diga justo y responsable.