Editorial

Inadmisible lo que ocurre con el Colegio Raimondi en Casma

La educación es uno de los pilares fundamentales para el desarrollo de una sociedad. Por eso, resulta preocupante —y francamente inadmisible— que la Municipalidad Provincial de Casma, entidad ejecutora del proyecto,  haya recepcionado la obra del colegio Antonio Raimondi sin que se hayan subsanado múltiples observaciones técnicas, tal como lo ha revelado la Contraloría General de la República.

El acta de recepción total fue emitida pese a que persistían deficiencias evidentes en la infraestructura: aulas con acabados incompletos, instalaciones eléctricas mal ejecutadas, cables expuestos, baños con puertas mal instaladas y lavatorios sin terminar adecuadamente. A esto se suma el hecho de que tampoco se habrían cumplido estándares de calidad en las estructuras metálicas de la obra, lo que compromete la seguridad del recinto.

El órgano de control ya había emitido informes previos donde daba a conocer por ejemplo que los servicios no estaban colocados, que el proceso constructivo tenía deficiencias pero lamentablemente el ente ejecutor no tuvo la voluntad  para convertirse en fiscalizador ante el contratista.

Este caso no se trata solo de paredes mal pintadas o enchufes mal puestos. Se trata del futuro de cientos de niñas y niños casmeños, que merecen estudiar en condiciones dignas, seguras y modernas. Al recepcionar una obra con observaciones, las autoridades locales no solo están faltando a su deber de fiscalización, sino que están legitimando la mediocridad y favoreciendo el incumplimiento contractual de la empresa constructora.

No debemos dejar de mencionar que los problemas en esta obra y que han sido hechos públicos han sido escándalos, como por ejemplo aquella oportunidad que dos ingenieros supervisores fueron capturados por la PNP y la Fiscalía pues estaban de por medio una coima que solicitaban para aprobar las valorizaciones.

Es decir la obra tuvo serios problemas y así continuó hasta el final  cuando por  falta de voluntad política para exigir que el contratista cumpla hasta el último centavo de lo que el contrato y las especificaciones técnicas estipulan. ¿Cómo justificar que una obra financiada con más de 13 millones de soles se entregue con fallas tan básicas?

Al haberse recepcionado la obra, el contratista no se hará cargo de las observaciones del órgano de control, por lo tanto, la Municipalidad Provincial de Casma deberá asumir esa responsabilidad. Si se recepcionó la obra el contratista recuperará la garantía.

La educación pública no puede seguir siendo víctima de la improvisación ni del apuro por mostrar resultados políticos. La infraestructura educativa debe garantizar condiciones óptimas desde el primer día de clases. Hacer lo contrario no solo es irresponsable: es jugar con la dignidad de los estudiantes y con la confianza de una población que exige servicios públicos de calidad.

Exigimos que la Municipalidad de Casma corrija este error con la máxima celeridad, exija a la empresa contratista levantar todas las observaciones y asuma las responsabilidades que correspondan. La educación no puede ni debe ser construida sobre cimientos de indiferencia.