La Municipalidad Provincial del Santa (MPS) ha iniciado una serie de operativos de fiscalización en distintos sectores de Chimbote, con el objetivo de sancionar construcciones que no cuentan con licencia municipal y recuperar espacios públicos invadidos por actividades comerciales informales. Estas acciones, según ha informado la propia entidad, forman parte de una campaña para ordenar el crecimiento urbano, liberar las vías públicas y fomentar una cultura de respeto a las normas municipales.
La intención es acertada, y en realidad, necesaria. Durante décadas, nuestra ciudad ha crecido de manera desordenada, sin planificación ni autoridad efectiva. En muchos sectores, especialmente en el centro, la vía pública ha sido tomada por ambulantes y comerciantes informales que actúan sin ningún tipo de control. A esto se suma la contaminación sonora, la ocupación de veredas y calles, y la instalación de construcciones ilegales que afectan tanto la seguridad como la estética urbana.
Una de las causas principales de este problema es la ausencia prolongada de autoridad. Las normas existen, pero durante años no se han hecho cumplir. La fiscalización ha sido débil, cuando no inexistente. Y lo más grave: no se ha fomentado una verdadera cultura de civismo. El ciudadano promedio no respeta las disposiciones municipales porque nunca se le enseñó a hacerlo, ni ha visto consecuencias reales por su incumplimiento. En ese vacío, ha prosperado el desorden.
Los recientes operativos en las calles de La Florida Alta, La Florida Baja y La Libertad son un buen inicio, pero no deben quedarse ahí. Si el objetivo es fomentar el respeto a las normas, estas acciones tienen que extenderse a toda la ciudad, sin distinciones ni favoritismos. No se trata de una campaña momentánea ni de una estrategia para la foto. Se necesita una política sostenida en el tiempo, con planificación, seguimiento y sanción efectiva.
Además, no es una responsabilidad exclusiva de la Gerencia de Desarrollo Urbano, que supervisa las construcciones ilegales. También debe intervenir activamente la Gerencia de Desarrollo Económico, que debe fiscalizar los negocios informales instalados en la vía pública. Esta doble tarea es esencial si se quiere recuperar el orden y garantizar un desarrollo urbano justo y sostenible.
Desde hace años se ha denunciado, en diferentes medios, la ocupación progresiva del espacio público. Hoy, que la propia MPS reconoce el problema y plantea una campaña orientada al respeto de las normas municipales, es momento de actuar con decisión. No hay desarrollo posible sin autoridad ni respeto. Y no puede haber convivencia si no se recupera el orden en nuestras calles.
Este debe ser el inicio de una transformación más profunda. No podemos seguir normalizando el caos. Chimbote necesita recuperar sus espacios públicos, restablecer la autoridad y, sobre todo, construir una cultura de respeto que nos beneficie a todos.