El informe del Órgano de Control Institucional (OCI) de la Municipalidad Provincial del Santa es contundente: la autoridad edil no solo ha incumplido las medidas impuestas por el Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA), sino que ha expuesto a la institución a cuantiosas multas que hoy superan los 548 mil soles. Esta cifra no es más que la representación económica de una irresponsabilidad sistemática y prolongada en el tiempo: el pésimo manejo de la celda transitoria de residuos sólidos de Chimbote.
Lo más alarmante de este informe no es el monto de la multa en sí, sino las consecuencias ambientales y sanitarias que derivan de esta desidia. El incumplimiento de medidas básicas como restringir el ingreso de personas y vehículos, reforzar los cercos perimétricos y presentar un plan de vigilancia ha permitido que la celda transitoria, lejos de funcionar como un espacio controlado para residuos, se convierta en una tierra de nadie, con accesos abiertos y sin el mínimo resguardo necesario. Esto no solo es un riesgo para el medio ambiente, sino también para la salud pública, pues genera contaminación, plagas y pone en peligro los ecosistemas aledaños.
En Chimbote no es novedad que el problema de los residuos sólidos ha sido, desde hace años, una bomba de tiempo. Sin embargo, lo inaceptable es que, a pesar de las constantes observaciones de los órganos de control, la municipalidad haya optado por mirar hacia otro lado. Esta negligencia administrativa, además de generar pérdidas económicas para las arcas públicas, pone en evidencia una alarmante falta de gestión y de capacidad técnica en un tema tan elemental como la basura.
¿Quién responde por estos errores? ¿Hasta cuándo los ciudadanos de Chimbote tendrán que asumir las consecuencias de una autoridad edil incapaz de cumplir siquiera con las normas más básicas? La Contraloría ha hecho lo que le corresponde: advertir, documentar y exigir correcciones. Pero queda claro que, si no hay cambios drásticos en la gestión ambiental municipal, las sanciones seguirán aumentando y el impacto será cada vez más grave e irreversible.
Este informe es, además, un recordatorio urgente de la necesidad de superar las soluciones temporales como las celdas transitorias. Chimbote requiere, con carácter de urgencia, un plan integral y sostenible para la gestión de residuos sólidos, que contemple desde la recolección, segregación y tratamiento, hasta su disposición final en infraestructuras modernas, controladas y ambientalmente responsables.
Mientras tanto, la municipalidad debe rendir cuentas. No se puede seguir tolerando la inoperancia cuando lo que está en juego es la salud pública, el medio ambiente y el bienestar de miles de ciudadanos. El problema de la basura no es un tema menor: es un síntoma claro de la falta de liderazgo y visión en la gestión pública local. Chimbote merece algo mejor.