Opinión

Cancelando al presunto discriminador

Por: Fernando Valdivia Correa

Nuevamente en el centro de la polémica, encendiendo las redes, y esta vez por un desaire a un concursante en su programa de televisión “Yo Soy”. Resulta que en pleno casting, Ricardo Morán le preguntó su nombre, obteniendo como respuesta “En primer lugar, quiero agradecer a Dios…”, siendo interrumpido por el comunicador inquiriéndole “Agradecer a Dios, ¿es completo, o cuál es tu apellido?”, finalizando abruptamente la entrevista. Raudamente, saltó la controversia, pasando de la intolerancia a ser denunciado por el presunto delito de incitación a la discriminación.

Aquí ocurrieron, por lo menos, dos cosas extrañas. De un lado, el silencio sepulcral del conductor. Sí, decidió no dar la cara, y está mal. No porque hubiera actuado erróneamente, sino porque, amén de su orientación sexual, un buen día retornó desde los Estados Unidos con dos bebés en brazos, anunciando ser el padre, registrándolos vía judicial (amparo ante el Tribunal Constitucional) únicamente con sus apellidos, denotándose en su momento como un ser privilegiado. Y, aunque Ricardo jamás ha utilizado su posición de exitoso empresario para victimizarse de homofobia, ciertamente existe un recelo hacia él, no de todos por supuesto. Y Morán lo sabe.

Y, de otro, como siempre lo POLITICAMENTE CORRECTO, o llanamente la CULTURA DE LA CANCELACIÓN. Seamos honestos, pues si bien somos mayoritariamente católicos, en puridad; es decir, constitucionalmente somos un Estado laico. Y esto último equivale a decir que, así como exigimos respeto a la religión que profesamos, debemos ser tolerantes con quienes no solo no la comparten, sino que reniegan de ella. Y, sinceramente, en anteriores oportunidades, Ricardo manifestó ser agnóstico. En adición, varios de los que hoy se suman al cargamontón mediático en su contra, fueron permisibles (o quizá se les acabó los “megas” del celular) con la anunciada puesta en escena de la aberrante obra “María Maricón” de una meritoria universidad, hasta que la presión ciudadana (sin distingo de credo) obligó al ministerio de Cultura a cancelarla.

Aunado a lo anterior, apelando a la frase “en televisión el tiempo es oro”, el participante conocía (o debía de) a lo que fue convocado, y que el tiempo “al aire” es sumamente valioso como para pretender promocionarse como feligrés, que en nada tiene que ver con el formato del mencionado programa.

Tiempo atrás, en mayo pasado para ser más precisos, la Fiscal de la Nación denunció constitucionalmente a Morgan Quero por el mismo presunto ilícito de Morán, pero por razones diferentes. En este caso, el Titular de Educación afirmó que las violaciones en pueblos indígenas serían “prácticas culturales”, y para el Ministerio Público dichas declaraciones promovieron “la exclusión y desvalorización de los menores de las comunidades nativas Awajun y Wampis”; sin embargo, diversos medios de comunicación denominan simplemente “embarazo infantil”, cuando en realidad se trata de ultraje sexual a niñas y adolescentes (Vg. Diario El Comercio, 14 de agosto de 2024, “Cada día 4 niñas de 10 a 14 años se convierten en madre: la realidad del embarazo infantil en Perú”). A todo esto, ¿qué acciones vienen tomando nuestras autoridades de justicia para revertir esta dramática situación?; y ¿cuántos pedófilos están tras las rejas con sentencia condenatoria?. Cierto es que la responsabilidad del gobierno es la de prevenir estos execrables ilícitos, pero también de la Fiscalía y del Poder, combatirlos.

Cerrando el tema, Morgan no cometió delito. Morán tampoco, aunque en ocasiones no agrade sus gestos y/o expresiones.