La inseguridad ciudadana es hoy uno de los problemas que más afecta a los vecinos de la provincia del Santa. El sicariato, los robos, la violencia juvenil y la proliferación de bandas organizadas se han convertido en una amenaza constante que golpea a cada distrito sin distinción. Frente a esta realidad, resulta alentador que las autoridades locales, encabezadas por el alcalde provincial Felipe Mantilla Gonzáles, hayan decidido dar un paso importante con la firma del convenio “Serenazgo sin Fronteras”, junto a varios municipios distritales.
El acuerdo no solo simboliza la voluntad de cooperación, sino que plantea acciones concretas: operativos conjuntos, patrullaje articulado, apoyo logístico y coordinación permanente con la Policía Nacional. Todo ello bajo el marco del Comité Provincial de Seguridad Ciudadana (Coprosec), que deberá convertirse en el verdadero espacio donde se planifiquen y evalúen los resultados de estas acciones.
Durante demasiado tiempo, cada distrito ha enfrentado a la delincuencia de manera aislada, con escasos recursos humanos y logísticos, lo que ha derivado en esfuerzos fragmentados y poco efectivos. La experiencia demuestra que la delincuencia no respeta límites territoriales: un hecho delictivo puede originarse en un distrito y terminar en otro, como los sucedidos en San Jacinto. Por ello, el convenio representa un avance estratégico, porque reconoce que solo un trabajo coordinado y solidario entre las comunas permitirá responder con mayor eficiencia a las emergencias y reducir la sensación de desprotección que sienten los ciudadanos.
La presencia de los alcaldes de Samanco, Santa, Coishco, Macate, Cáceres del Perú-Jimbe y Nuevo Chimbote en la firma del acuerdo es una señal clara de compromiso. Sin embargo, no se puede dejar de señalar que aún faltan sumarse otros distritos como Nepeña y Moro, cuya incorporación resulta clave para que la estrategia sea verdaderamente provincial. La delincuencia no distingue fronteras y, por tanto, la respuesta tampoco debe fragmentarse.
Es justo reconocer que este esfuerzo conjunto constituye un paso histórico. Pero también es necesario advertir que los convenios, por sí solos, no resuelven los problemas. Lo fundamental será que la voluntad expresada se traduzca en acciones sostenidas, patrullajes visibles, capacitación constante del personal de serenazgo y un sistema de comunicación efectivo entre distritos. De lo contrario, el entusiasmo inicial podría diluirse en la rutina y el olvido.
La ciudadanía espera resultados y merece sentirse segura. Las familias del Santa necesitan recuperar la tranquilidad de caminar por sus calles sin miedo. Hoy las autoridades locales han asumido el reto de trabajar unidas; ahora les toca demostrar que la seguridad ciudadana puede dejar de ser un discurso y convertirse en una realidad tangible.