Editorial

Cuando las obras quedan atrapadas entre entidades

La obra del Drenaje Pluvial de La Balanza, en nuestra ciudad, es hoy un ejemplo de cómo la falta de coordinación  entre entidades públicas puede convertir un proyecto necesario en un problema sin solución inmediata. La Municipalidad Provincial del Santa (MPS) y la EPS Sedachimbote se han enfrascado en un cruce de comunicados, cartas notariales y declaraciones en medios, mientras la obra sigue paralizada y las zanjas abiertas se convierten en un riesgo para la población.

Por un lado, la MPS ha denunciado que, durante la ejecución de la obra, se han encontrado hasta 800 metros de tuberías en estado crítico que se deshacen con facilidad, provocando filtraciones e inundaciones. Ante esta situación, el municipio decidió suspender temporalmente los trabajos para evitar que el problema se agrave. Por su parte, Sedachimbote ha respondido señalando que esas redes ya deberían estar fuera de servicio y que la responsabilidad recae en la revisión del expediente técnico de la obra, el cual sostienen debía contemplar la coexistencia de las infraestructuras subterráneas.

Ambas instituciones dicen tener la razón, pero lo cierto es que el tiempo pasa y la solución no llega. Y en el medio está el ciudadano, que observa cómo una obra de inversión pública, diseñada para evitar inundaciones y mejorar la calidad de vida, se convierte en otro ejemplo de ineficiencia estatal. La población no quiere más culpables, quiere resultados.

La situación revela un problema de fondo: la falta de planificación integral en la ejecución de proyectos de infraestructura urbana. No se puede concebir un drenaje pluvial sin verificar previamente el estado de las redes de agua y desagüe, así como coordinar con las empresas prestadoras de servicios. Esta descoordinación no solo genera paralizaciones y sobrecostos, sino que prolonga la vulnerabilidad de la ciudad frente a las lluvias y pone en riesgo la salud pública.

Resulta indispensable que la MPS y Sedachimbote dejen de lado la confrontación pública y establezcan de inmediato una mesa técnica conjunta para revisar el expediente, definir responsabilidades y tomar decisiones que prioricen el interés colectivo. El dinero invertido es público, proviene de los contribuyentes y debe traducirse en soluciones concretas, no en obras inconclusas ni en disputas administrativas.

Además, este caso debe servir como precedente para que futuros proyectos consideren desde el inicio la participación de todos los actores involucrados. Una obra bien planificada no solo respeta los estándares técnicos, sino que prevé la interacción con otras infraestructuras, evitando que lo construido se deteriore en pocos años.

El llamado es claro: menos enfrentamientos y más soluciones. La ciudad necesita un drenaje pluvial que funcione, redes de agua y desagüe seguras, y autoridades que trabajen de manera coordinada. El verdadero éxito de una gestión pública no está en ganar discusiones, sino en entregar obras que transformen la vida de la gente.