Opinión

En sus trece

Por: Fernando Valdivia Correa

El 2 de diciembre de 1998 marcó un hito en la televisión peruana. Aquella noche, César Hildebrandt, interrumpió la conducción de su sintonizado programa “Enlace Global” en el canal Red Global, para atender en directo a Gustavo Delgado, Presidente Ejecutivo del citado canal, e hijo del broadcaster Genero Delgado Parker, quejándose por haberle cortado abruptamente la señal por dos días, impidiéndosele transmitir su programa. A los minutos, vía telefónica, Genaro caldeó los ánimos llamándole malcriado, malagradecido, asalariado, etc., entre otros adjetivos peyorativos, a los que Hildebrandt respondió, y seguidamente renunció “en vivo”, catapultándolo como un valiente hombre de prensa, enfrentando decididamente al poder de turno.

Esa fama alcanzada le permitió dirigir otros programas en distintos medios. Por ejemplo, célebre fue la entrevista realizada el 18 de noviembre de 2005, al entonces candidato a la presidencia Alan García, permitiéndole permitió limar asperezas con el histórico líder aprista. Pero, fueron pasando los años y ese performance aguerrido, indomable, “pechador”, de a pocos se apagó. Por lo menos para la televisión, pues el 10 de septiembre de 2009 salió del aire “Hildebrandt a las 10”, aunque onces meses antes debutó transitoriamente en Radio San Borja, retirándose por falta de auspiciadores.

Como enardecido opositor al fujimorismo, apoyó fervientemente las candidaturas de Alejandro Toledo, Ollanta Humala, Pedro Pablo Kuczynski, y Pedro Castillo. Y, como buen periodista se toma ciertas licencias que probablemente otros colegas suyos ni siquiera imaginarían hacerlo. Así, el 15 de abril de 2024, en INFOBAE calificó al Ejecutivo de la mandataria Dina Boluarte como “régimen basura”; o recientemente en el Diario La República denostó a Rafael López Aliaga llamándolo “puerco”.

Pero, esa virulenta energía al expresarse no la tuvo, ni la tiene, con sus amistades o conocidos, por supuesto izquierdistas o caviares. En enero de 2022, sostuvo un encuentro en Palacio de Gobierno con Castillo Terrones, con preguntas simbólicas, rimbombantes, permitiendo que su interlocutor hablase lo que quisiera (incoherencias desde luego). Cinco meses después, despotricó del entonces hijo ilustre Chota, tildándolo de “fracaso”. O el pasado 25 de los corrientes, cuando departió literalmente “un té de tías” con Susana Villarán, confesa corrupta exalcaldesa metropolitana acusada de haber recibido US$ 10 millones de Odebrecht, con lacrimógenas frases de “siempre me he sentido románticamente vinculado al centro izquierda…, que mala suerte tenemos los que no simpatizamos precisamente con la derecha… su defensa es muy clara y tiene mucha afinidad con Keiko Fujimori…. Por más locuaz, por más simpática, que sea usted”. Obvio, nunca chocar con el establishment.

Es un hecho, y confiamos en que así será, que contaremos con César Hildebrandt para largo, aunque para mantenerse vigente seguirá EN SUS TRECE.