Un informe técnico “de parte” elaborado ha pedido de las autoridades del colegio Gastón Vidal Porturas de Nuevo Chimbote nos ha llevado a conocer públicamente una serie de hechos que deben ser aclarados por la Autoridad Nacional de Infraestructura (ANIN), la flamante entidad encargada de ejecutar proyectos bajo la modalidad de gobierno a gobierno y con contratos NEC, que incluyen los llamados “eventos compensables” que terminan elevando de manera sustancial los montos de las inversiones.
Este caso no es menor. Se trata de una obra que fue inaugurada en marzo del 2024 con bombos y platillos, pero que hoy presenta deficiencias estructurales y funcionales que comprometen la seguridad de casi dos mil alumnos. Un colegio moderno, que debía ser modelo de infraestructura educativa, hoy exhibe problemas de accesos, escaleras estrechas, patios insuficientes y deficiente ubicación de servicios higiénicos. Todo ello fue detectado en el Informe Técnico N°01-2024, elaborado por el arquitecto Alan Bocanegra Chiclayo, y presentado formalmente a ANIN sin recibir respuesta alguna.
El silencio institucional es preocupante. ANIN, que reemplazó a la cuestionada ARCC, fue creada precisamente para corregir los errores en la gestión de grandes proyectos de inversión pública. Sin embargo, su actuación en este caso repite los mismos vicios: falta de control, escasa supervisión y ausencia de rendición de cuentas. Los contratos NEC, aplicados bajo el sistema “fast track”, permiten que la ejecución avance casi al mismo tiempo que se elaboran los expedientes técnicos, un mecanismo que acelera plazos, pero también elimina filtros de control que garantizan la calidad de la obra.
El costo final del colegio asciende a 82.2 millones de soles, cuando originalmente se presupuestaron 20.7 millones. La diferencia, justificada bajo los “eventos compensables”, debe ser explicada. No es posible que una infraestructura de 31 aulas alcance semejante monto sin que existan responsabilidades claras. Si a ello se suman las deficiencias técnicas descritas escaleras de menos de 1.20 metros, pasajes bloqueados, aulas mal diseñadas, patios sin cobertura y servicios alejados, la indignación es inevitable.
La Contraloría General de la República ya había advertido en informes anteriores la existencia de observaciones no levantadas por el contratista. No obstante, hasta ahora, nadie corrige los errores, y el colegio continúa operando con riesgo y con la frustración de sus autoridades que no reciben respuesta ni de ANIN ni del órgano de control.
Los eventos compensables han sido citados por la Contraloría General de la República en eso tres informes sobre el Gastón Vidal Porturas; por lo tanto alguien tiene que explicar de que se trata esos eventos compensables que solo favorecen al contratista, que lógicamente está protegido por ANIN.
El caso del Gastón Vidal Porturas es una muestra clara de cómo la improvisación y la falta de fiscalización terminan afectando la educación pública. ANIN debe rendir cuentas, corregir las deficiencias y explicar cómo una obra diseñada para brindar seguridad y calidad terminó convertida en un símbolo del despilfarro.
Si esta es la nueva infraestructura que promete el Estado, urge una revisión profunda del sistema. Porque construir rápido y caro, pero mal, no es progreso; es retroceso con fachada moderna.