Opinión

Encuestas tempranas: una foto antes de la carrera

Por: Fernando Zambrano Ortiz

Analista Político

A seis meses de las elecciones generales, el país vuelve a llenarse de encuestas. Los titulares anuncian quién encabeza las preferencias y quién aún no despega. Pero la verdad es que todavía no existen candidaturas presidenciales formalizadas ni campañas electorales oficiales. Lo que estamos viendo hoy es apenas una fotografía antes de que empiece realmente la carrera.

Es comprensible que algunas figuras públicas como alcaldes, gobernadores o congresistas aparezcan con mayor presencia en estos sondeos. Están en funciones, cumplen labores visibles y tienen exposición mediática constante, lo que naturalmente influye en la percepción ciudadana, aunque eso no signifique que ya cuenten con una intención de voto consolidada.

El caso del alcalde de Lima, Rafael López Aliaga, ilustra bien esta situación. Su gestión lo mantiene en la agenda pública, otorgándole una visibilidad que otros posibles aspirantes, sin cargos vigentes, simplemente no tienen. Lo mismo ocurre con otros funcionarios y representantes que, por la naturaleza de su trabajo, mantienen contacto frecuente con la población.

El problema es que estas encuestas tan adelantadas pueden generar una falsa percepción en el electorado. Muchos ciudadanos creen estar viendo una proyección del futuro, cuando en realidad solo se mide quién aparece más en los medios o en las redes. En algunos casos, incluso se ha señalado que ciertas mediciones pueden tener intencionalidades políticas o comunicacionales, orientadas a favorecer a determinados grupos o desanimar a otros.

La experiencia reciente del Perú lo demuestra con claridad. En las elecciones de 2021, quienes finalmente pasaron a segunda vuelta Pedro Castillo y Keiko Fujimori figuraban en posiciones relegadas en la mayoría de encuestas previas. Apenas una semana antes de los comicios, sus nombres no encabezaban los sondeos, y mucho menos meses antes, cuando aún no se formalizaban las candidaturas.

Más llamativo aún es el caso de Keiko Fujimori, quien suele ser subestimada por muchas encuestas, especialmente cuando se acercan las elecciones, pero ha sido la única candidata que ha llegado a segunda vuelta en las tres últimas elecciones presidenciales, hecho que coincide con los quince años de existencia de su partido, Fuerza Popular. Este dato revela no solo la distancia entre las encuestas y la realidad, sino también cómo la percepción del momento no siempre refleja el comportamiento del voto real.

A ello se suma un rasgo muy particular del votante peruano: la mayoría decide su voto recién en la última semana antes de las elecciones, e incluso muchos lo hacen el mismo día en que acuden a las urnas. Este comportamiento, que se repite elección tras elección, confirma que las encuestas tan anticipadas no muestran una intención de voto firme ni sostenible en el tiempo, sino apenas una fotografía borrosa de un escenario electoral que cambia constantemente.

Estos antecedentes dejan una lección clara: las encuestas tempranas no predicen resultados electorales, solo miden notoriedad y coyuntura. Por eso, tal vez valdría la pena repensar el momento y la forma en que se publican estos estudios, para no confundir al ciudadano ni generar percepciones anticipadas que distorsionen la competencia.

Al final, la democracia se fortalece cuando todos los aspirantes compiten en igualdad de condiciones y el ciudadano decide con información clara, no con ilusiones construidas antes de que empiece realmente la carrera.