Cuando el 3 de julio de 2024 se firmó en Palacio de Gobierno el contrato con la empresa IBT Health, ganadora de la concesión para construir el Hospital Especializado de Chimbote (Essalud), todo hacía pensar que, finalmente, el anhelado proyecto había comenzado a concretarse. El proceso, impulsado por Proinversión, había pasado por una serie de etapas y evaluaciones que culminaron en un contrato extenso y complejo: la empresa se encargaría de construir el hospital en tres años y de administrar servicios complementarios durante diecisiete más.
El proyecto fue adjudicado en junio de 2023. Sin embargo, desde entonces, una cadena de obstáculos se ha interpuesto en su ejecución. A pesar de la firma del contrato un año después, hasta hoy no se ha colocado ni un solo ladrillo. La lentitud del aparato estatal peruano ha vuelto a mostrarse en toda su dimensión: trámites interminables, indefiniciones técnicas y una preocupante falta de previsión.
La demora en la firma del contrato, ocurrida entre junio de 2023 y julio de 2024, fue una primera señal de alerta. Las negociaciones se extendieron porque el concesionario exigía garantías claras y, aunque en mayo del 2024 finalmente se definieron las condiciones, el tiempo perdido ya era considerable. Ese retraso fue el preludio de los nuevos problemas que vendrían después, cuando el expediente técnico pasó a manos de otro organismo aún más lento y burocrático: el Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC).
El concesionario, al desarrollar el proyecto, se topó con un obstáculo inesperado: la altura del edificio y su helipuerto. La Dirección General de Aeronáutica Civil del MTC observó el expediente, argumentando que la estructura se encontraba en el área de influencia de la trayectoria de los aviones que operan en el aeropuerto local. Se hicieron ajustes, se modificaron planos, pero el entrampamiento persiste hasta hoy.
Mientras tanto, los compromisos financieros del concesionario con bancos internacionales siguen corriendo, y las reuniones de coordinación como las promovidas en agosto pasado por los congresistas Elías Varas y Lady Camones no lograron destrabar nada. Incluso cuando Camones anunció que el MTC ya había otorgado la viabilidad técnica, los hechos han demostrado que todo continúa paralizado. Han pasado más de dos meses desde entonces y, en medio de la nueva crisis política nacional, el futuro del hospital vuelve a quedar en el limbo.
Ya son más de dos años desde la adjudicación del proyecto y, lamentablemente, ese tiempo se ha perdido entre papeles, observaciones y desidia. La falta de previsión en la elaboración del proyecto y la lentitud de Essalud, la entidad ejecutora, son las principales responsables. Y mientras tanto, Chimbote sigue dependiendo de un hospital colapsado, con servicios desbordados y carencias graves que afectan a miles de asegurados.
Dos años desperdiciados en un proyecto vital para la salud pública. Dos años en los que la ineficiencia estatal volvió a imponerse sobre la necesidad ciudadana. Y lo más doloroso: ese tiempo no se recuperará. ¿Hasta cuándo tendremos que seguir esperando? Nadie lo sabe, pero cada día de inacción es un día más de sufrimiento para una población que ya no tiene paciencia ni fe en sus autoridades.