En el Hospital III de Chimbote, médicos y enfermeras participaron en un curso sobre muerte encefálica y sobre cómo comunicar con empatía y transformar el dolor en una segunda oportunidad de vida
En el auditorio del Hospital III de Chimbote no solo se habló de medicina, sino de humanidad. Enfermeras, intensivistas, neurólogos y jóvenes residentes dejaron por unas horas la rutina de los pasillos hospitalarios para mirar de frente un tema tan delicado como esperanzador: la donación de órganos.
El curso taller “Muerte encefálica y comunicación de la mala noticia”, organizado por EsSalud Áncash, no buscó solo fortalecer competencias clínicas, sino también tocar fibras humanas. Porque comunicar la muerte, entenderla y transformarla en una posibilidad de vida, requiere mucho más que ciencia: requiere empatía, respeto y sensibilidad.
Durante la jornada, los profesionales abordaron el diagnóstico de la muerte encefálica, el proceso de donación y trasplante, y el desafío de comunicar una noticia que marca para siempre a las familias. “Cada palabra, cada gesto, puede hacer la diferencia entre un no y un sí que devuelva la vida a alguien más”, reflexionó una de las participantes al finalizar el taller.
Como ponentes, participaron la Dra. Mary Díaz Gálvez, gerente de Procura y Trasplante de EsSalud, junto al Dr. Alejandro Calvo, neurólogo, y los médicos intensivistas Ermitaño Bautista Coronel, Omar Heredia Orbegoso y Jorge Liñan, además de la Lic. Patricia Guillén, de la Unidad de Procura.
Cada uno compartió experiencias que fueron más allá de la técnica: historias de familias que, en medio del dolor, dijeron “sí” a la vida de otros.
La doctora Carol Torres Solano, gerente de EsSalud Áncash, destacó la importancia de combinar conocimiento y compasión. “Nuestro personal se prepara no solo en lo técnico, sino en lo emocional y ético, para acompañar con humanidad el proceso de donación de órganos y tejidos. Hablar de donación es hablar de amor en su forma más pura”, expresó.
Con este encuentro, EsSalud Áncash reafirma su compromiso con una práctica médica que no solo cura, sino que consuela y transforma. Cada profesional que asistió al curso se lleva algo más que un nuevo conocimiento: se lleva la certeza de que, incluso en la muerte, puede nacer vida.