Editorial

La autoridad debe hacerse respetar

La reciente clausura y tapiado del local nocturno Bakano Disco Club, ubicado en el Malecón Grau de nuestra ciudad, no es un hecho menor. Representa una acción firme de la Municipalidad Provincial del Santa (MPS) que busca hacer cumplir la ley y reafirmar el principio de autoridad frente a la reincidencia de un establecimiento que, pese a las advertencias y sanciones previas, continuó permitiendo el ingreso de menores de edad. En una ciudad donde la informalidad y la permisividad suelen imponerse, este acto debe entenderse como una señal de que las normas no pueden seguir siendo letra muerta.

Durante años, los locales nocturnos de Chimbote han funcionado bajo una lógica de impunidad, vulnerando disposiciones municipales y poniendo en riesgo la seguridad de los jóvenes. La presencia de menores de edad en discotecas no solo constituye una falta administrativa: es un atentado directo contra la protección del adolescente y contra el orden social. Resulta inaceptable que, en pleno 2025, aún existan empresarios que prioricen la ganancia económica sobre la seguridad y los valores.

La decisión de revocar la licencia de funcionamiento y tapiar las puertas del establecimiento mediante resolución oficial (N.º 613-2025-GDE-MPS) es una medida ejemplar. Es, además, una respuesta concreta a una demanda ciudadana que por años ha reclamado más control y menos tolerancia frente a este tipo de abusos. La autoridad municipal, encabezada por la Subgerencia de Comercialización y Licencias, ha actuado con el respaldo de Serenazgo y la Policía Municipal, demostrando que cuando hay voluntad política, la ley se puede hacer cumplir con eficacia y firmeza.

Sin embargo, no basta con un operativo aislado. La MPS debe mantener la coherencia y la constancia en su labor fiscalizadora. Cada acción de control pierde sentido si no se sostiene en el tiempo y si otros establecimientos infractores no reciben el mismo tratamiento. En Chimbote hay numerosos locales que operan al margen de las normas: discotecas sin licencia, bares que exceden los horarios permitidos o cantinas disfrazadas de restaurantes. Todos ellos contribuyen a un clima de desorden que degrada la convivencia y la imagen de la ciudad.

Asimismo, esta acción debe servir de ejemplo no solo para los empresarios del rubro, sino también para los padres de familia. La protección de los menores no es tarea exclusiva de la municipalidad o de la policía. La familia tiene un papel esencial en la formación y vigilancia de sus hijos. Ninguna sanción municipal podrá reemplazar la educación, el diálogo y la responsabilidad que deben empezar en el hogar.

El tapiado del Bakano Disco Club simboliza más que una sanción: representa el cierre de una etapa de permisividad y el inicio de un proceso en el que la autoridad busca recuperar su legitimidad ante la ciudadanía. Si esta firmeza se mantiene, si las normas se aplican sin distinciones ni favoritismos, la población volverá a confiar en sus instituciones. Chimbote necesita eso: autoridades que actúen, no que miren hacia otro lado.

La ley se respeta, o no hay orden posible. Y esta vez, la MPS ha dado un paso correcto en esa dirección.