Las juntas de usuarios son, por ley y por naturaleza, las organizaciones representativas que agrupan a los agricultores de los valles. Su función principal es asegurar la operación, mantenimiento y distribución eficiente del agua en un sistema hidráulico común, además de administrar y cobrar las tarifas de uso. Pero su labor no se agota allí: también deben velar por la representación de los agricultores y gestionar con transparencia los recursos de toda la comunidad usuaria. Por ello, la Junta de Usuarios de Irchim una de las más importantes de la región ocupa un rol estratégico en la vida agrícola y en el desarrollo hídrico de nuestros valles.
El último fin de semana se realizaron las elecciones para renovar la directiva de Irchim, un proceso que, más allá del resultado, tiene un valor intrínseco: se desarrolló democráticamente y con participación. Desde el próximo 1 de enero de 2026, una nueva conducción asumirá la responsabilidad de dirigir los destinos de los agricultores, quienes esperan con razón un cambio profundo después de años de estancamiento y deficiente gestión.
No es un secreto que la administración encabezada por Linder Mauricio ha dejado a la Junta en un estado de marasmo institucional. Deficiencias en el mantenimiento, decisiones cuestionables y una representación debilitada ante el Proyecto Especial Chinecas han afectado a toda la comunidad usuaria. Por ello, el anuncio de una nueva directiva generó expectativas de renovación y mejora.
Sin embargo, el hecho de que el nuevo presidente electo, Agustín Ledezma Aguirre, haya incorporado en su lista al propio Linder Mauricio genera una comprensible preocupación. Podría interpretarse como una señal de continuidad respecto a lo que ya se ha hecho mal durante los últimos cuatro años. Es justamente allí donde Ledezma deberá actuar con claridad y firmeza: marcar distancia, deslindar responsabilidades y corregir el rumbo desde el primer día.
En su primer pronunciamiento tras la elección, Ledezma Aguirre afirmó que impulsará el Proyecto Chinecas y que luchará para que se escuche la voz de los agricultores, quienes son los verdaderos conocedores del territorio y de sus necesidades. Ese compromiso es fundamental, pero debe traducirse en hechos concretos. Y un buen punto de partida es revisar críticamente las decisiones tomadas por la junta saliente en 2023, como la llamada “puesta a punto”, mediante la cual se aceptó la no reconstrucción del canal principal La Huaca–Nepeña y se respaldaron las decisiones vinculadas al caso Krausen. Si Ledezma desconoce estos antecedentes, será momento de que los revise con rigor y tome distancia de ellos.
El nuevo presidente debe liberarse del lastre que representan Mauricio y Salazar, principales responsables del deterioro institucional de Irchim. Es tiempo de “tomar el toro por las astas”, porque de lo contrario su gestión será solo una repetición pasiva de los errores ya cometidos.
Con conocimiento de la administración pública, ha sido funcionario en la Municipalidad Provincial del Santa, Ledezma tiene la oportunidad y la obligación de hacer lo que sus antecesores no hicieron: convocar a profesionales realmente idóneos en hidráulica e ingeniería hídrica para sustentar con criterios técnicos las modificaciones necesarias al estudio de perfil de Chinecas. Si no lo logra, nada cambiará. La directiva que está por salir ha sido, en términos prácticos, un “cero a la izquierda”. La historia no debe repetirse.

