Editorial

Distritos con menos del 10% de ejecución presupuestal, cuando la desidia administrativa se convierte en abandono

A semanas de cerrar el calendario fiscal 2025, las cifras de ejecución presupuestal de inversión pública en varios municipios del interior de Áncash revelan una realidad alarmante. No se trata de simples porcentajes bajos; se trata de niveles de inacción tan extremos que configuran, sin rodeos, una crisis de gestión pública. Hay distritos que no han logrado ejecutar ni el diez por ciento de su presupuesto asignado para obras, una situación que debería encender todas las alertas institucionales y sociales.

El caso más crítico es Huacllán, en la provincia de Aija. Con un Presupuesto Institucional Modificado (PIM) de 4 millones 066 mil 816 soles, su ejecución al mes de noviembre apenas llega a 113 mil 802 soles, lo que representa un ínfimo 2.8%. Esta cifra no solo es indignante; es incomprensible desde cualquier perspectiva de responsabilidad municipal. ¿Cómo es posible que un distrito con tantas necesidades postergadas como infraestructura básica, caminos vecinales, agua potable o saneamiento no haya logrado utilizar los recursos que el Estado ya le asignó?

Pero Huacllán no es el único ejemplo. En la misma provincia de Aija, el distrito de Coris, con un PIM de 14 millones 870 mil 739 soles, solo ha gastado 920 mil 370 soles, es decir, 6.3%. Y lo mismo ocurre con el distrito de Succha, cuyo PIM asciende a 4 millones 090 mil 507 soles, pero su ejecución apenas alcanza 256 mil 810 soles, el mismo 6.3%. No son casos aislados: son síntomas de un problema estructural.

Lo que ocurre en estos municipios evidencia, de manera contundente, que el principal déficit no es presupuestal, sino de gestión pública. Los fondos existen, están disponibles y autorizados. Lo que falta es capacidad técnica, liderazgo municipal y equipos funcionales que sepan formular perfiles, preparar expedientes técnicos, convocar procesos de contratación y supervisar obras. Muchos de estos distritos carecen de áreas de planificación sólidas, no tienen profesionales especializados o, en algunos casos, enfrentan rotación permanente del personal, lo que paraliza cualquier avance.

Es cierto también que son distritos con población que no pasa en el caso de Coris de los 1600 habitantes, Huacllan 500 y Succha unos 800. Son poblaciones menores pero eso no significa que se debe tener como gestión pública la indolencia.

En la provincia de Pallasca el promedio de ejecución no sobre pasa el 32.40% y la municipalidad provincial solo ha ejecutado el 20.90% lo que es inaudito, porque es la capital de la provincia y además tiene un distrito como Santa Rosa cuya municipalidad solo ha gastado el 12.10%.

La pregunta inevitable es: ¿qué hacer?

Lo primero es reconocer que estos municipios, por su tamaño y limitaciones institucionales, no pueden continuar solos. Es imperativo que el Gobierno Regional de Áncash  implemente mecanismos de asistencia técnica obligatoria, que no dependan de la voluntad política local. Se requiere un equipo itinerante de especialistas en inversión pública que asuma, de manera directa, la formulación y viabilización de proyectos.

Además, el Ministerio de Economía y Finanzas debe activar alertas tempranas con acompañamiento técnico focalizado para distritos con ejecución crítica. No puede ser que año tras año se repita el mismo patrón y no haya consecuencias.

Finalmente, la ciudadanía debe asumir un rol de mayor vigilancia. No es aceptable que millones de soles destinados al desarrollo terminen “durmiendo” en cuentas municipales. La inacción también es una forma de abandono.

Áncash necesita gestión, no excusas. Y estos distritos necesitan, con urgencia, que alguien les enseñe a hacer lo que hasta ahora no han sabido hacer. Solo así la inversión pública dejará de ser un símbolo de incapacidad para convertirse en una herramienta real de progreso.