Opinión

Una crisis estructural que exige un cambio de gobernanza y tolerancia cero a la corrupción

Por: Dr. Ramón A. De la Cruz Castillo

La crisis de EsSalud no es nueva. Se trata de un problema estructural que se arrastra desde hace décadas y que, lejos de resolverse, se ha profundizado con el paso del tiempo. Hoy, millones de asegurados enfrentan demoras, deficiencias en la atención y una creciente desconfianza hacia una institución que debería ser el pilar de la seguridad social en salud del país.

En la base de esta problemática se encuentran factores ampliamente conocidos, pero insuficientemente enfrentados: la corrupción persistente, el centralismo excesivo en la toma de decisiones y la designación de funcionarios sin el perfil técnico ni el liderazgo necesarios para conducir una institución de esta magnitud. Estas prácticas han debilitado la capacidad de gestión, fragmentado los servicios y ha alejado a EsSalud de su verdadera razón de ser: El asegurado….

Uno de los grandes errores ha sido mantener un modelo altamente centralizado, burocrático y poco transparente, que ralentiza las decisiones y favorece espacios de discrecionalidad. A ello se suma la rotación constante de autoridades y directivos, muchas veces designados por criterios políticos antes que, por méritos profesionales, lo que impide la continuidad de políticas públicas y planes de mejora sostenibles.

Frente a este escenario, es urgente replantear el modelo de atención. Apostar por un sistema sólido de fortalecimiento de manera efectiva el primer nivel de atención en salud, un mejor sistema atención domiciliaria, para un desembolse de pacientes crónicos y postrados; con un modelo parecido PADOMI (muy mejorado por cierto), lo cuál no solo aliviaría la sobrecarga hospitalaria, sino que permitiría una atención más oportuna, cercana y costo-efectiva. Sin embargo, estas medidas, por sí solas, no serán suficientes si no se acompañan de un cambio profundo en la gobernanza institucional.

EsSalud necesita una nueva gobernanza, que se refiere a cómo se toman, ejecutan y supervisan las decisiones sobre asuntos de interés colectivo, y no solo al gobierno de turno. Es un modo de gobernar que integra múltiples actores, reglas e instituciones para lograr decisiones más efectivas, legítimas y responsables y que esté basada en principios claros de transparencia, meritocracia y rendición de cuentas. Un sistema de “cero corrupción” no puede ser solo un lema, sino una política real y verificable, con mecanismos de control independientes, sanciones efectivas y una cultura institucional que no tolere prácticas indebidas en ningún nivel de la organización.

Recuperar la confianza de los asegurados y del personal de salud exige decisiones valientes, liderazgo auténtico y un compromiso real con el interés público.

EsSalud no necesita más diagnósticos, diría que está sobre diagnosticada su problemática; necesita voluntad política, reformas estructurales y un cambio de gobernanza que ponga al asegurado en el centro del sistema. Solo así será posible transformar una institución hoy en crisis en una entidad moderna, eficiente y verdaderamente al servicio de la población.

En EsSalud hay evidente crisis de liderazgo, lo que genera mayor deterioro de las condiciones de trabajo por falta de equipamiento, desabastecimiento de medicamentos y exámenes de laboratorio, que incide directamente en la atención a los pacientes. Afectación de las condiciones de bienestar de los trabajadores, e incumplimiento de los convenios colectivos. La gran cantidad de funcionarios, aunado a una alta rotación de presidentes ejecutivos, son los responsables de la crisis actual, impidiendo desarrollar una gestión adecuada.

En todo éste escenario de desgobierno,  los pensionistas esperan, los asegurados esperan, que son nuestra razón como asistenciales y para la patronal, sus trabajadores el capital más valioso.