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UNA BASOMBRÍADA

“No tiene sentido que tengamos dos escuelas, no tenemos profesores para tantas escuelas”, fueron las palabras del Viceministro del Interior, Ricardo Valdez Cavassa durante la última visita que realizó a nuestra ciudad y ante el requerimiento de la prensa local sobre el anunciado cierre de la Escuela de Sub Oficiales de la Policía Nacional.

De la misma manera, con relación a la Jefatura de la región Policial de Ancash desactivada por el Ministro Carlos Basombrío Iglesias, dijo que esa ya es una decisión tomada que obedece a un estudio técnico, añadiendo que al respecto no hay nada más que decir porque no hay marcha atrás.

Algo similar dijo en Huaraz en donde llegó con el mismo objetivo, es decir, entregar unidades de patrullaje que se incorporarán a las principales comisarías de la extensa jurisdicción de Ancash, algo así como “el caramelito”  que necesitan las autoridades para dejar de reclamar por una medida que representa un verdadero atropello para los intereses de Ancash y que solo responde a los intereses políticos del Ministro y del Gobierno.

No es la primera vez que despojan a Chimbote de sus instituciones para llevárselas a Trujillo, ese es un mal endémico que padece nuestra región por la falta de peso e importancia de sus autoridades, basta echar una mirada a los antecedentes de nuestros gobernadores regionales para darnos cuenta por qué pasan siempre por encima de nosotros: los dos últimos gobernadores regionales están en la cárcel y el actual solo demuestra una absoluta e intolerante incapacidad para dirigir la región.

Por ello un viceministro que es un burócrata más del aparato estatal se da el lujo de venir a Chimbote y decirle a medio mundo que los temas del cierre de la escuela y del traslado de la Región Policial ya no son materia de debate alguno, son decisiones zanjadas y si quieren las aceptan o no, a ellos les interesa un pepino lo que piensan los Chimbotanos.

¿Tenemos que soportar la soberbia y altanería de esta gente que solo llega al poder para negociar los intereses de las ciudades del interior del país? ¿Por qué un ministro de escritorio cuyo único mérito ha sido analizar periodísticamente el sistema de seguridad en el país resulta ahora el destructor de la estructura policial para imponer macroregiones que ya en el pasado han fracasado?

Los gremios de la sociedad civil no pueden quedarse de brazos cruzados después de escuchar al viceministro del interior, partiendo del solo hecho que el Ministro está pateando el tablero del diálogo establecido tras conocerse la decisión de su portafolio y que se zanjó en una visita de las autoridades de Ancash en su despacho del exclusivo distrito de San Isidro.

En aquella oportunidad el Ministro Basombrío no puso en evidencia el mismo y descarado vocabulario de su viceministro, no se dijo en ningún momento que era un  tema cerrado, apenas si el titular del portafolio llegó a insinuar que por la oposición de una región no puede dejar de lado la reestructuración total que se ha hecho de la Policía a través de la conformación de macroregiones  en todo el país.

Por ello es que ante la presión de la sociedad civil de Ancash en su conjunto el Ministro Basombrío pidió que se deje experimentar con estas macroregiones durante seis meses y que se evalúe los resultados de la tarea encomendada de tal suerte que sentenció “si esto no da resultados en seis meses le devolvemos su región policial”.

Ahora el viceministro del interior ya no se ha referido a los seis meses de plazo, se supone que su visita obedecía a la necesidad de explicar a las autoridades los alcances de la macro región policial, esa que dice está sustentada en estudios técnicos que nadie conoce, pero Ricardo Valdez no vino a eso, apenas si estaba dispuesto a quedarse en nuestra ciudad para participar en la ceremonia de entrega de las llaves de los 15 patrulleros inteligentes que trajo a nuestra ciudad y con las mismas emprendió viaje de retorno.

No hubo explicación técnica alguna, por el contrario, “nos tiraron la puerta en la cara” al confirmarse que el Ministro mintió a los dirigentes de la sociedad civil, ya no se habla de plazos y de posteriores evaluaciones, ahora se dice a rajatabla que hay una decisión tomada y no hay marcha atrás, es un tema superado, lo que dista mucho del acuerdo sancionado en el despacho ministerial.

De la misma manera, los argumentos del Ministro para justificar el cierre de la Escuela de Sub Oficiales de la Policía, señalando que no se cuenta con la cantidad suficiente de profesores para atender dos escuelas en cada región, es poco menos que estrafalario.

Las escuelas de Sub oficiales de Yungay y Chimbote vienen funcionando normalmente sin problemas o taras presupuestales, cada año evacúan a un importante número de efectivos policiales que son derivados preferentemente a las dependencias policiales de nuestra región y hasta son trasladados a otros confines del país.

Entonces ¿Cómo aceptar el argumento ese que faltan profesores si en las escuelas de Ancash jamás ha existido una queja de ese tipo?

Lo que ocurre es que a la escuela que le falta profesores y le falta presupuesto es a la que acaba de construirse en la ciudad de Trujillo, un enorme complejo que obedece a una inversión millonaria que ha realizado el estado, a diferencia de la Escuela de Chimbote que solo pudo edificarse y acondicionarse con el aporte y el apoyo de las empresas privadas y las autoridades locales.

De allí que es fácil colegir que cuando el viceministro hace estas menciones es porque en realidad necesitan que el presupuesto que tienen las escuelas policiales de Chimbote y Yungay sean trasladados a la escuela de la Policía de Trujillo, en otras palabras una nueva muestra de desprecio y discriminación hacia las instituciones de nuestra localidad.

La visita del  Ministro, al margen de la entrega de 15 nuevos patrulleros, solo ha servido para confirmar lo que ya es un Despojo Consumado, el gobierno no tiene la mínima intención de reactivar la Región Policial de Ancash y menos aún mantener la Escuela de Policía de Chimbote, tiene otros objetivos en cartera y para ello no le interesa quitarle lo que tiene nuestra ciudad para llevárselo a otros confines. Ya es momento de detener semejante atrevimiento de Basombrío y compañía.