El deceso de dos personas arrastradas por el río e incalculables pérdidas materiales de casas de más de 30 caseríos del distrito de Jimbe que además han quedado aislados por el bloqueo de carreteras y también daños en varios caseríos del distrito de Moro, es el penoso saldo de un día de intensa lluvia, vientos huracanados, huaycos y deslizamiento de tierras registrados en ambas localidades el jueves último.
Las lluvias empezaron a las 4 de la tarde y estuvieron acompañadas de vientos huracanados que arrancaron los techos de calaminas de casas de los caseríos Huashcayán, Cochapetí, Rayán, Pera, Arenales, Umallaquín entre otros. Los dueños de las viviendas quedaron expuestos a las inclemencias de la naturaleza viéndose obligados a ponerse a buen recaudo sobre todo a los niños.
Por ser de material de adobe varias casas sufrieron la erosión de sus paredes las que en contadas horas cayeron y formaron parte del barro que formaba la lluvia. Los pobladores afectados clamaban clemencia y este solo llegó horas después con la calma de la intensa lluvia.
Sin embargo, ya los deslizamientos de tierras habían bloqueado carreteras dejando incomunicados los caseríos de Jimbe y los huaycos estaban a la orden del día corriendo hacia los ríos de Moro y el Solivín de San Jacinto que vieron incrementados sus caudales aunque no se registraron desbordes.
La fuerza de los huaycos tomó por sorpresa a una joven mujer y a un sexagenario que terminaron siendo arrastrados por el río Loco de Moro. Serenos de este distrito llegaron hasta el puente por donde cruza el río con intenciones de rescatarla, sin embargo, la fuerza de las aguas lo impidió.
De otro lado, la mañana de ayer en el río San Jacinto fue rescatado el cuerpo de Juan Shiguay Melgarejo (66) que al intentar cruzar el rio grande de Moro fue arrastrado por el huayco. Fueron serenos de la Municipalidad de Nepeña los que encontraron el cadáver a la altura del puente Blanco-Cocharcas. Permanece la búsqueda de la mujer.
Mientras que en Jimbe y Moro se registraron daños, distinto fue el panorama en el poblado de San Jacinto debido a que la comuna de Nepeña a tiempo pudo trabajar y terminar el cauce del río Solivín. Este se había incrementado por las lluvias en las alturas de Jimbe, sin embargo, no desbordó dando tranquilidad a la población.