Con obras mal ejecutadas:
Ha pasado cinco meses desde el primer día en que los muros de la avenida Costanera empezaron a desmoronarse en forma catastrófica, pero no por causa de las olas ni del viento, como se pretende hacernos creer, sino debido al pésimo diseño estructural y la mala calidad del material utilizado. Desde entonces, como ya es costumbre en estos avatares, ninguna autoridad local ni ninguna institución tutelar, se ha pronunciado oficialmente con relación a este incidente, ni ha hecho absolutamente nada en procura de llevar a cabo una investigación que permita establecer responsabilidades y sancionar a quienes resulten comprometidos.
En un marco de similar vicisitud, dentro de dos semanas se van a cumplir dos años desde que se inició la construcción del hospital El Progreso, obra que, a pesar de haberse licitado en dos oportunidades y haberse otorgado adelantos por más de 40 millones de soles, se encuentra paralizada por segunda vez, con tan solo el 10 por ciento de avance.
En esa misma condición, proliferan en Chimbote muchas obras públicas, igualmente paralizadas y mal ejecutadas, que dicen mucho de la pésima gestión con la que se manejan los recursos del estado y de las artimañas que se utilizan para obtener beneficios personales.
Pero más allá de una pésima gestión y de un desleal aprovechamiento del presupuesto nacional, la situación en la que se mantienen estas obras constituye una burla para la población de Chimbote. Malas autoridades, malos funcionarios y malos contratistas, han tomado a Chimbote como una ciudad fácil de ser estafada y de tener que aceptar gato por liebre. Eso, desde luego, es un insulto a la inteligencia de los chimbotanos y un agravio inaceptable.
Pero hay otra circunstancia que tampoco se puede aceptar. Mientras no se investigue ni se sancione a los autores de este agravio contra a la ciudad, las cosas van a seguir como están. La impunidad va a ser tomada como un aliciente para que otros también hagan lo mismo, sin temor a ser sancionados. Siendo así, no nos cabe la menor duda que las burlas contra Chimbote van a continuar.
Ya tenemos la experiencia del Coliseo Cerrado Gran Chavín, considerado el más grande monumento a la corrupción, con más de 30 millones despilfarrados. Del mismo modo el canal San Bartolo, por el que se pagó alegremente 20 millones de más. Han pasado 10 años desde que se cometieron estos ilícitos y hasta la fecha ninguno de sus autores ha sido sancionado. ¿Va a pasar lo mismo con La Costanera, con la avenida Brea Pariñas y con otras obras municipales actualmente paralizadas?
No está de más recordar que detrás de todas estas obras, existen millones de soles mal utilizados pero también miles de familias directamente afectadas. Solo unos cuantos son los afortunados. ¿Hasta cuándo van a seguir burlándose de Chimbote?.