PRONIS y hospital El Progreso:
Como bien lo afirma un viejo refrán, cualquiera puede cometer un error; pero no cualquiera cometer dos veces el mismo error. Esto último solo puede ser resultado de estrepitosa negligencia o producto de un deliberado descuido cometido con alguna oscura intención. Por todo lo que se ha podido ver a lo largo de los dos últimos años, este viejo refrán bien podría para graficar, en toda su magnitud, lo que viene sucediendo en torno a la obra del nuevo hospital El Progreso.
A dos años de haberse iniciado su construcción y luego de haberse licitado hasta en dos oportunidades; y asimismo después de haberse otorgado adelantos por más de 40 millones de soles, resulta que una vez más la construcción el hospital se encuentra paralizada, esta vez desde el pasado 14 de abril, con menos del 10 por ciento de avance. Según el argumento del actual contratista, los muros de concreto construidos por el contratista anterior, no reúnen las condiciones técnicas para soportar el peso de la obra. ¿Por qué no hizo esta advertencia antes de firmar el contrato y de recibir el adelanto?.
Que sepamos, lo que sucede con el hospital El Progreso es uno de los hechos más controversiales que pueden haberse suscitado en el ámbito de nuestra administración pública. Este es un centro de salud que 80 mil pobladores reclaman hace más de veinte y lo que está sucediendo bien puede ser un ejemplo de lo que no se debe hacer ni permitir jamás.
Después de tres meses y medio de guardar el más absoluto silencio, el pasado 3 del presente mes, el Programa Nacional de Inversiones en Salud, PRONIS, en su condición de unidad ejecutora de la obra, ha remitido una carta notarial a la empresa contratista, Consorcio Salud Progreso. En dicho documento, PRONIS reitera a Consorcio Salud Progreso su pedido para que rinda cuenta del adelanto de 7 millones de soles que se le otorgó el 19 de enero del presente año, bajo apercibimiento de resolver o dejar sin efecto el contrato en caso de no responder.
De acuerdo con un informe de Control realizado por la Contraloría General de la República en entre los días 17 y 21 de julio, se ha constatado en forma fehaciente que, lo único que ha hecho el contratista con ese cuantioso adelanto, ha sido construir casetas de madera para vigilancia, oficinas administrativas, almacén y comedor para trabajadores. En otras palabras, no se ha colocado un solo ladrillo.
Otra de las observaciones planteadas por la Contraloría, tiene que ver con un contrato de fideicomiso, celebrado entre PRONIS y Consorcio Salud Progreso, merced al cual éste último ha abierto dos cuentas fiduciarias, en las que se han depositado dos adelantos por un total de S/7´314,308.00. Según el órgano de control, esta inversión se encontraría en riesgo de perderse. Si esto llegase a suceder, como ya ha sucedido con el primer contratista, los únicos que pierden serían el estado y la población, mal llamada, beneficiada.
Por lo demás, habría que recordar que hace dos años el hospital El Progreso se licitó con un presupuesto de 53 millones. Tras permanecer diez meses paralizado, en enero del presente año se reinició con un presupuesto de 105 millones. Cabe preguntarse entonces ¿a cuánto ascenderá el presupuesto de una casi segura tercera licitación?. Bien dicen que las obras paralizadas y mal ejecutadas, sin importar los errores cometidos, son hoy en día un negocio redondo. El hospital El Progreso, así parece demostrarlo.