El principal acuerdo adoptado en la reunión convocada por el gobernador regional, Koki Noriega Brito, para tratar el asunto relacionado con la conformación del Consejo Regional de la Cuenca del Santa, realizada el último fin de semana en Cascajal, consiste en solicitar al Congreso de la República la modificación de la Ley 29338, Ley de Recursos Hídricos.
Este dispositivo legal y su respectivo reglamento, ambos en plena vigencia, contemplan al detalle no solamente los pasos a seguir para organizar y poner en funcionamiento este consejo regional, cuya finalidad es planificar, coordinar y concertar el aprovechamiento sostenible de los recursos hídricos, en este caso de Ancash, cuya mayor expresión es la cuenca del Santa.
Ambos dispositivos también especifica, con la misma claridad y rigurosidad, la estructura orgánica a la que debe sujetarse el Consejo Regional y asimismo la representatividad legal que deben acreditar quienes en su oportunidad lo conformen.
La ley es bastante clara y, según lo han adelantado abogados expertos en el tema agrario, no da lugar a dudas ni a interpretaciones equivocadas. Salvo que se pretenda buscar tres pies al gato y buscar la sinrazón, como por ejemplo acreditar en la conformación del consejo regional de cuenca a personas que, formal y legalmente, nada tienen que ver con el aprovechamiento sostenible de los recursos hídricos.
Siendo así, el pedido de modificar la Ley 29338 no sería otra cosa que un salto al vacío; algo que está completamente fuera de todo contexto, y que solo puede servir para crear confusión y pescar a rio revuelto. Por lo demás, de acuerdo con el principio jurídico según el cual todos somos iguales ante la ley, este pedido tendrían que hacerlo todas las regiones del país y no solamente Ancash.
En todo caso, lo único que ha quedado en claro es que el gobernador regional Koki Noriega, cada día está enredándose más y más en su propio laberinto o, mejor dicho, está dejándose enredar. Pues aquello de afirmar ante el aplauso de su portátil y “amigos de la prensa”, que su gestión no será encapsulada ni manejada como lo fueron las anteriores, no pasa de ser una frase de cliché, más manoseada y repetida que disco de embriague.
Todo el mundo sabe que entre sus asesores figuran los mismos personajes que, en otro tiempo no muy lejano, lanzaban las mismas alabanzas y cepillaban la solapa del saco a sus antecesores. Y no solo eso. También se ha visto a otros asesores, expertos en trabajo de socavón, cuya consigna es llevar agua para otro molino.
La verdad sea dicha, hasta hoy no se ve a ningún asesor, de esos que hablan con la verdad. Aquellos que advierten a tiempo los errores y saben decir “no lo hagas”. Algo que el gobernador regional necesita tener muy en cuenta es que una cosa es adular y, otra muy distinta, es asesorar.