Editorial

2 VECES LA MISMA BURLA

PRONIS y Hospital El Progreso:

Para decirlo sin exageración alguna, lo que viene sucediendo con el Hospital El Progreso  no solamente es el resultado de una desastrosa gestión pública, sino también es una inaceptable burla contra la dignidad del pueblo de Chimbote. A dos años de haberse iniciado aquel el 02 de julio del 2021, con un presupuesto de 54 millones de soles, la obra ya sido objeto de dos licitaciones. Y no solo eso. En su nombre se  han otorgado adelantos que superarían los 40 millones de soles, pero a pesar de ello, a la fecha solo registra el 7 por ciento de avance.  Si esto sucediera en cualquier otro lugar del país, o del mundo, con toda seguridad ya se habría sancionado ejemplarmente a los responsables. Pero aquí…no pasa nada.

Haríamos  muy mal en magnificar innecesariamente el daño que esto  representa,  para  Chimbote en particular y para el estado peruano en general. Máxime si de por medio está la presencia del Programa Nacional de Inversiones en Salud, PRONIS, un organismo adscrito al ministerio de Salud, que tiene la condición de  unidad ejecutora de la obra. Cabe por tanto llamar las cosas por su nombre y precisar, con la mayor exactitud, la magnitud de todo lo que viene aconteciendo.

En septiembre del 2021, a tan solo dos meses de haberse iniciado la obra, ésta fue paralizada por el primer contratista, argumentando que el expediente técnico no había considerado  la instalación de aisladores sísmicos. El empleo de este aditamento es ahora obligatorio en edificaciones que superan los  tres o cuatro niveles, toda vez que, en caso de un sismo, son estos aisladores los que amortiguan  el movimiento vertical y horizontal del inmueble, con mayor razón si se trata de un centro de salud.

Pero, a pesar de conocer este grave impase, no se entiende por qué, tanto el PRONIS  como  el contratista prefirieron guardar el más absoluto silencio. Fue recién en marzo del 2022, cuando los dirigentes de la Federación Médica de Ancash y del P.J. Progreso, informaron a la prensa local que, desde hacía seis meses, la obra se hallaba paralizada.

Lo que vino a continuación, ya es historia conocida. PRONIS se vio en la obligación de  reconocer la realidad, así como de resolver el contrato y convocar a una segunda licitación para ejecutar el saldo de la obra. Ésta fue convocada en setiembre del 2022 y adjudicada a un segundo contratista  semanas después para firmar el contrato una semana antes de navidad. Esta vez el nuevo presupuesto superaba  los 100 millones de soles y, según el contrato, la obra debería reiniciarse los primeros días de febrero del 2023.

Una vez más los problemas volvieron a presentarse. Cuando los primeros días de marzo se advirtió que la obra no tenía cuándo empezar, el Diario de Chimbote pudo conocer de buena fuente el surgimiento de un nuevo impase, insólito y pasible de provocar por segunda vez la caída de todo lo actuado. Como lo hemos dado a conocer en nuestra edición de ayer, una de las empresas que integran el consorcio ganador de la licitación ha tenido la osadía de presentar una carta de garantía por 31 millones de soles, expedida por una cooperativa de ahorro y crédito, no reconocida por la SBS y cuyo capital es de tan solo 600 mil soles. ¿Cómo pudo PRONIS  dar por aceptado  este documento?.

Como para que diga que la causa de la enfermedad no es del enfermo sino el enfermero, el  segundo contratista  ha dicho que el motivo de la nueva  paralización es la mala calidad del material utilizado por el primer contratista, en la construcción de muros y losas de concreto.

Cualquiera que sea el motivo, la razón o circunstancia, lo cierto es que la construcción del hospital El Progreso ha sido oficialmente paralizada por segunda vez. Ya sea que en el lenguaje de la burocracia estatal, esta paralización podría llamarse resolución de contrato,  reformulación presupuestal, ejecución  de saldo, o lo que fuere, lo cierto es que para la ciudad de Chimbote y  para los 80 mil pobladores que desde hace veinte años sueñan con esta obra, lo que sucede con el Hospital El Progreso equivale a dos veces la misma burla.