DIFERENCIA
Dicen que la prisión es capaz de diezmar la salud de cualquiera, tanto la física como la psicológica que es la más grave y delicada. Por ello es natural ver a los encarcelados que salen de prisión o se encuentran en ella con la mitad o quizás menos del peso que ostentaban en el momento que fueron recluidos. Lo mismo ocurre con el caso de aquellos que se encuentran como prófugos de la justicia, pues la tensión, la angustia y la preocupación que la autoridad respire sobre sus hombros es tal que casi no pueden vivir en paz y tranquilidad. Uno de estos casos es el que nos muestra el recientemente capturado operador económico de la red de corrupción de Ancash, Jesús Rodríguez Meyzén, más conocido en medios políticos y policiales como “Manucci”, quien antes de ser pasible de la orden de prisión preventiva de 18 meses que lo llevó a la clandestinidad pesaba casi el doble y mostraba una voluminosa figura que es casi el doble de la que hoy tiene. De acuerdo a la acusación fiscal este tal Jesús Rodríguez era el cajero de la red de corrupción, se encargaba de cobrar los diezmos de las obras del gobierno regional en la cual se manejaron millones de soles, incluso, en la intervención realizada en el inmueble donde se ocultaba, en el 21 de abril, la Policía ha hallado un cuaderno de obras en la que aparecen las anotaciones de las entregas que recibía, así como una laptop en la que debe existir valiosa información. Nadie sabe por qué “Mannucci” conservaba esta información pero que lapidará a quienes forman parte de esa organización delictiva, eso ni dudarlo. De este “Manucci” rescatamos el relato de un directivo bisoño del “José Gálvez”, quien fue llamado para completar la Junta Directiva que encabezaron César Álvarez Aguilar y Luis Arroyo Rojas, cuando se les metió el bicho de apoyar al equipo del pueblo. Nos decía este directivo que había llegado fin de mes y con la plata de las taquillas no alcanzaba ni para el té, todos se miraban y no sabían como se iba a pagar la planilla de los jugadores, hasta que se apareció “Mannucci”, era el hombre de confianza del presidente y llegaba con una bolsa de pan. Sin embargo, en el interior solo había fajos de billetes y se dirigió al bisoño directivo que era el tesorero diciéndole que era la plata para pagar a los jugadores. “Pero tenemos que registrar el ingreso del dinero y contabilizarlo” le dijo el muy incrédulo directivo y el otrora voluminoso “Mannucci” le hizo una señala con el dedo índice sobre la boca, como los carteles de los hospitales que nos indican “silencio”. “Oye, por si acaso tú no has visto nada” le dijo el bandido que había llegado, ciertamente, con plata negra. El bisoño directivo salió más rápido que corriendo de esa junta directiva.
RULETA
El ex rector de la Universidad Privada San Pedro, José María Huamán, ha recurrido a los conocidos artilugios de avisados abogados que acuden a la cochinchina para plantear recursos de garantías que les permitía anular una sentencia condenatoria. Esta es una mecánica conocía como “la ruleta judicial” que muchas veces suele funcionar porque llegan a juzgados con magistrados provisionales o suplentes que se prestan para los malos manejos. No queremos decir con esto que el ex rector no tenga derecho a cuestionar o poner en tela de juicio la actuación de la Juez que lo ha condenado a cinco años de cárcel efectiva y lo ha dejado en la clandestinidad, por el contrario, tiene plenamente garantizado ese derecho, lo que se pone en tela de juicio es la modalidad, la intención de recurrir a una jurisdicción lejana y ajena en busca de un fallo a su medida. Si el ex rector quiere plantear una acción de garantía porque se le han vulnerado sus derechos que lo haga en la administración de justicia local que es la que lo investiga, que lo haga en esta ciudad en donde todos conocen como se ha manejado, especialmente en lo que se refiere a la administración de justicia en la que siempre se dio maña para conseguir influencias que le permitan, por ejemplo, dilatar sus juicios y desacatar los mandatos de reincorporación de los docentes a los que echó de la peor manera de la Universidad. Como ya se descubrió su “modus operandi” pagando a un asesor estrechamente vinculado al mismísimo presidente de la Corte Suprema, ahora tiene que irse hasta Huaura en busca de un fallo favorable y en esos lares también le han dicho “nones”, primero te sometes a la justicia del Santa que tiene pendiente la apelación de la sentencia. Veremos qué pasa más adelante.