Opinión

Hatun Tambo

Por: WALTER MIGUEL QUITO REVELLO

Hatun Tambo, es una palabra quechua que significa casa grande. Todas las haciendas en la Cuenca tenían Hatun Tambos, que eran corralones, en donde, dormían los esclavos. De ahí que Huacatambo, pudo haber sido un viejo tambo. Hablar de esclavitud en los años 1500, fue normal para su época. Pero en épocas actuales con todos los adelantos científicos y tecnológicos nos preguntamos ¿Para qué nos sirve tanta tecnología? Si tratamos miserablemente al ser humano.

La esclavitud, es la esencia de un sistema esclavista, es una institución social propia de ese sistema. Sin embargo, ha permanecido durante la época feudal y persiste en nuestra actualidad. Se ha arraigado en nuestra sociedad y nuestro Valle, y la Cuenca no ha sido la excepción. La esclavitud ha ido cambiando de formas para adecuarse a las leyes para no verse tan inhumano en nuestra sociedad. Ya solo hablar de ello, nos eriza la piel; pero no hacemos nada. Por ejemplo: Vemos en las noticias, la trata de mujeres para el comercio sexual tanto en nuestro país o para ser llevadas al extranjero. Los niños son llevados del interior del país para trabajar de lustrabotas u otros trabajos, en las ciudades a beneficio de una sola persona, etc.

Los primeros esclavos en nuestro Valle fueron los incas, después los africanos de raza negra, los chinos, continuaron nuestros padres de Pomababa y ahora ultimo nuestros hermanos de Cajamarca a la vista y paciencia de toda la sociedad. Convivimos con ellos y vemos el trato que llevan, que nos parece que es común y que no pasara nada. Esa forma de vida que llevan otros seres humanos igual que nosotros, no se puede aceptar y permitir en estos tiempos. Para tener una idea, de la esclavitud antes, año 1500 aproximadamente, en los Tambos dormían los esclavos que trabajaban para un amo y no tenían derechos. Existía un caporal que mandaba en el trabajo, los castigaban a latigazos. Para aparearse con las esclavas, un padrillo, como si fueran animales. El amo, proporcionaba los alimentos. Posteriormente los chinos llegaron como esclavos para trabajar, en la Cuenca y en las Islas Guaneras, venían de las colonias Portuguesas de Macao y las Inglesas de Hong Kong, mediante el Sistema de Enganche, que consistía en firmar un contrato por 8 años de trabajo previa recepción de 12 pesos, que devolvían a razón de un peso mensual cuando comenzaran a laborar en la futura actividad que le asignaran en el Perú. Asimismo, se comprometían a servir durante ese tiempo de trabajo no solo al patrón que les contrataba sino también a sus herederos, apoderados o agente incluyendo a la persona que le fuera transferido. El contrato que firmaban por su parte el representante o apoderado en china se comprometía a solventar el viaje y asegurar el pago de cuatro pesos mensuales cuando inicien su trabajo, así como proporcionarles alimento, alojamiento y medicina, respecto del descanso seria de tres días al año para que festejen el Año Nuevo Chino. En realidad, las condiciones en que trabajaron en el Perú eran de servidumbre, y los que trabajan en las Islas Guaneras, estaban condenados a morir.

En la época actual, en los años 1950 más o menos, nuestros padres fueron traídos de Pomababa por la patronal, para trabajar en los campos de caña. Por su fuerza de trabajo, el patrón los alimentaba. Los trabajadores no tenían derechos y dormían en casas grandes o corralones que les proporcionaba el patrón para ahorrase unos sentados. Después muchos empezaron a construir su vivienda y comenzó el crecimiento demográfico de nuestros pueblos. El patrón les proporcionaba un pago, que mayormente guardaba para cuando el trabajador regrese a su tierra. Cuando un trabajador no tenía familia, lo mataban para quedarse con su plata e inventaron la leyenda, del Pihstaco.

En la actualidad, a pesar que existen muchas leyes para los trabajadores, las practicas esclavistas continúan. Muchos trabajadores son traídos de Cajamarca para trabajar en los campos de caña, por SERVIS. El patrón les da a los trabajadores por su fuerza de trabajo, cuarto, comida y un pago. Varias familias viven en una sola casa para ahorrarse un dinero en condiciones inhumanas. Además, son explotados, son robados en sus pagos. Cuando un trabajador corta en promedio 10 toneladas de caña diaria, el patrón le tarea y les reconoce 9 u 8 toneladas. Es un horror pensar que en pleno siglo XXI, pueda el esclavismo existir como institución social. Aun cuando ha cambiado algunas formas, su esencia esclavista no ha podido desaparecer. Cobrando vida, el verso, los Heraldos Negros, de Vallejo: “Son pocos; pero son… Abren zanjas oscuras en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte. Serán tal vez los potros de bárbaros Atilas; o los heraldos negros que nos manda la Muerte”

Si nosotros no eliminamos al tirano que tenemos en nuestro interior, sino hacemos una revolución en lo más profundo de nuestro ser, jamás contribuiremos a esa sociedad justa que tanto soñamos. Porque con el esclavismo persiste también el enganche en tiempos actuales. Señor Juez, señor represéntate del Ministerio de trabajo, señor de la SUNAFIL, ahí tienen la justificación porque tienen que ser tuitivo a favor de los trabajadores.